domingo, 25 de octubre de 2020

Shackleton y el viaje del Endurance

 Seis libros sobre Shackleton y el viaje del Endurance

Seis libros sobre Shackleton y el viaje del Endurance


«Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito.»

Este fue el anuncio que Ernest Shackleton puso en The Times para reclutar a la tripulación que le acompañaría en la expedición de 1914 con la que quería cruzar el continente helado por primera vez en la historia. Sir Ernest Shackleton  fue la primera persona en llegar al punto más al sur de la Antártida, a unos 190 km del Polo Sur. Unos años después de este reto centró su atención en lo que consideró el último gran objetivo de los viajes en la Antártida: cruzar el continente helado de punta a punta a través del polo. Reclutó a la tripulación y consiguió la financiación para lo que acabaría llamándose Expedición Imperial Transantártica.

El buque Endurance partió del puerto de Londres el 1 de agosto de 1914. Llegó a Plymouth, se detuvo en Buenos Aires, tuvo una larga parada en Georgia del Sur y, finalmente, el Endurance se marchó hacia la Antártida el 5 de diciembre. En su viaje al sur las condiciones se fueron haciendo más difíciles a medida que se adentraba en el mar de Weddell hasta que el 19 de enero se quedó inmovilizado en una banquisa de hielo. Abandonaron el buque y acamparon en una plataforma de hielo confiando que la deriva les acercara a tierra firme. Finalmente la banquisa se partió y viajaron en botes salvavidas hasta la isla Elefante. Los exploradores estuvieron aislados más de dos años pero, gracias a la habilidad de su líder, los 28 hombres que formaban parte de la tripulación consiguieron regresar con vida del continente helado.

Se acaban de cumplir 100 años del inicio de la expedición capitaneada por Shackleton. Esta conmemoración nos sirve para recomendar algunos libros que cuentan esta gran aventura.

 

Portada de Sur

Sur. Ernest Shackleton. Editorial Interfolio.

La narración de la Expedición Imperial Transantártica de manos de su capitán. Sur es el relato personal de Shackleton sobre esta historia de resistencia y supervivencia.

 

portada Atrapados en el hielo

Atrapados en el hielo. Caroline Alexander. GeoPlaneta.

Uno de los tripulantes del Endurance era el fotógrafo y realizador Frack Hurley que documentó toda la expedición. En este libro y en el documental que lo acompaña se recogen muchas de las fotografías e imágenes que realizó el fotógrafo sobre el viaje capitaneado por Shackleton.

 

POrtada Endurance

Endurance. La legendaria expedición de Shackleton.  Luis Bustos. Planeta DeAgostini.

El centenario de la expedición de Shackleton es una buena oportunidad para reeditar este libro con una edición especial por el centenario de la hazaña. Es una versión en cómic de la historia del Endurance que comienza con el barco atrapado en el hielo. Está escrito y dibujado por Luis Bustos.

 

Portada Endurance. la prisión blanca

Endurance. La prisión blanca. Alfred Lansing. Capitan Swing.

El relato de Lansing, escrito en 1959, fue el primero de los grandes textos sobre la épica hazaña de Shackleton. Una gran investigación brillantemente narrada sobre la supervivencia de todos los miembros de la tripulación del Endurance tras dos años atrapados en el hielo. Lansing no estuvo allí pero lo cuenta con la precisión de haberlo vivido.

 

Portada Los viajes de Shackleton

Los viajes de Shackleton a la Antártida. Alberto Fortes. Ediciones del Viento.

Un nuevo libro de Shackleton que aborda de manera muy amena los viajes previos y los fracasos hasta llegar al Endurance. Se narra aquí no sólo el famoso viaje del Endurance sino los antecendentes, la relación de Shackleton con Scott, etc. Su autor, marino y escritor, arrastra al lector a los primeros años de siglo XX y la carrera polar.

 

Portada El viaje de Shackleton

El viaje de Shackleton. William Grill. Impedimenta.

Un libro ilustrado que utiliza los recursos del cómic y del diseño gráfico para contar la expedición de Shackleton. William Grill ha construido un libro precioso que le ha valido ser seleccionado como uno de los mejores 10 libros ilustrados a nivel internacional por el New York Times.


Todos recomendados...

San Andres de Teixido (Los acantilados más altos de Europa)

 

Hoy os quiero mostrar un lugar muy famoso por las tierras coruñas pero un poco desconocido fuera de ese ambito. Este lugar es San Andrés de Teixido. Aunque a mucha gente no le suene o no sepa muy bien donde está seguro que le suenan dichos como el de "A San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo" (A San Andres de Teixido va de muerto el que no fue de vivo). Pero este lugar no solo es famoso por estos dichos, sino por sus impresionantes acantilados (los más altos de toda Europa, que se dice pronto) y sus bellos paisajes y calles del pueblo.

Está situado en la sierra de "A capelada", a 12km de Cedeira conocida población costera por sus mariscos, especialmente por el percebe, cuya fiesta se celebra en el mes de Agosto.
A San Andrés de Teixido, Tambien se le conoce como: San Andrés de "Lonxe" o San Andrés "Do cabo do mundo" ya que está muy cerca del punto más septentrional de la peninsula, de hay el nombre de cabo do mundo.

Además es un lugar lleno de tradiciones y leyendas que lo convierten en un lugar misterioso y atractivo para creyentes de todo ámbito. Se dice que es aqui donde se encuentra "La Puerta del Mas allá del mundo Celta"
Una de las leyendas cuenta que San Andres llego en barco a los acantilados de Teixido y que su barca naufragó quedando convertida en el peñasco conocido como A Barca de San Andrés.
La capilla mayor del pueblo es del año 1789 y fue realizada por Miguel López de la Peña. En el altar de la iglesia podemos encontrar todo tipo de objetos ofrecidos a San Andrés. Las fechas especiales para ir en romería a San Andrés son Viernes, sábado y domingo de Pentecostés . El 24 de junio, entre el 16 de Agosto y el 9 y 29 de Septiembre, el tercer viernes, sábado y domingo del mismo mes de septiembre Y entre el 27 y el 30 de Noviembre (San Andrés Apóstol).
El producto típico son las figuritas de pan "Sanandreses".
Son 5 figuras elaboradas por los artesanos de San Andrés. Según la tradición el que los tenga consigo, nunca estará desamparado.
La Mano: pide por el amor las buenas compañías y la amistad
El Pez: por el trabajo y el sustento
La Barca: para los viajes la casa y los negocios
El Santo: por la salud física y mental y la buena convivencia.
El Pensamiento: por los estudios, las pruebas y el buen sentido. Es de gran eficacia contra envidias y maleficios. Para que se cumplan los deseos pedidos al santo hay que beber por los tres caños de la fuente del santo, y para estar seguro de que los deseos serán concedidos hay que tirar trozo de pan en el agua de la fuente, si éste flota querrá decir que el deseo se cumplirá, pero si se hunde entonces habrá que intentarlo el año siguiente.
Los acantilados de San Andrés de Teixido son los mas altos de la Europa continental, con una altura de 612 metros sobre el nivel del mar. La Garita de Herveira es el mirador desde donde se pueden apreciar las mejores vistas de los acantilados.Fauna y flora
En la sierra de A Capelada hay una gran variedad de fauna y flora.
En cuanto a la fauna, predominan aves y anfibios además de caballos salvajes y ganado vacuno pastando en libertad. En los acantilados de la sierra se pueden observar halcones peregrino, cormoranes moñudo, águilas albela y aguilas milano.
En cuanto a la flora podeños encontrar brezales, orquídeas, centaureas, retamas, armería y alguna pinos y eucaliptos. Abunda Centaurea borjae, el Rumex scutatus subsp. Gallaecicus o el Leucanthemun corunnense
Entre toda la flora existente en la sierra hay una que es muy apreciada, la "herva namoreira o herba de namorar".

Según cuenta la tradición, hay que meterle un trozo en el bolsillo a la persona que quieres y vuestros destinos acabarán por unirse irremediablemente.
También en la sierra de A Capelada se encuentra uno de los parques eólicos mas importantes de la región.
Cedeira es el municipio mas próximo a San Andrés de Teixido y un lugar típico para comer marisco, y para ello hay numerosos restaurantes. Os recomiendo probar los percebes de muy alta calidad por estos lares, aunque todo el marisco que podéis encontrar por la zona es de gran nivel.
Ah! por cierto! un consejillo... A los percebes no se les pone laurel para cocerlos. Si alguien se lo pone podría significar que estos podrían tener varios días
Y este viene siendo el dicho popular de la zona....
"AUGA FERVER PERCEBES BOTAR, AUGA FERVER PERCEBES QUITAR"
·Agua hervir percebes echar, agua hervir percebes quitar"
O lo que es lo mismo se introducen los percebes en el agua en cuanto hierve y cuando vuelve a hervir se retiran.

Las condiciones climáticas son muy variables, son muy frecuentes el viento y la niebla , por lo que aconsejamos ropa de abrigo y lo ideal es la visita con buen tiempo, pues las vistas cuando esta despejado son impresionantes. En caso de que haga buen tiempo os recomiendo visitar primero los acantilados y dejar para el final el pueblo, pues la niebla podría aparecer y estropearos la vista.



sábado, 10 de octubre de 2020

Ennio Morricone - The Ecstasy of Gold - The Morricone Masterpieces





El mantenimiento mental de la mano de Ennio Morricone. Mñusica de sábado reconfortante y reparador de la semana. Bueno, creo que es una opción muy suculenta. Buen finde¡¡

sábado, 29 de agosto de 2020

DISTOPÍA CON ZOMBIS DE VERDAD.....


Me gusta mucho la distopía, mis amigos lo saben. Películas como Blade Runner, series como Altered Carbon..etc..

Hace poco soñé que salía a la calle sin mascarilla y me daba cuenta a mitad de camino –aburridísimo–. Soñar que no llevas mascarilla, en realidad, mezcla un poco de ambos mundos: la distopía con la rutina. Salir sin mascarilla se ha convertido en la nueva desnudez. Pero esta pandemia no tiene olas gigantes, ni zombis que te persiguen por la calle cuando sales a hacer la compra. No estás en el pasillo del supermercado eligiendo qué maldito champú comprar y bajas los pies y hay uno mordisqueándote un tobillo (les encantan los tendoncillos).
Pero si, un poco de fin del mundo sí que hay.
Nos encontramos, metidos de pleno en una distopía, aunque sin los elementos más glamurosos. En las pelis nunca hay uno que se pone la mascarilla por debajo de la nariz, por ejemplo, y las enfermedades con las que se infectan las personas las convierten en bestias sedientas de sangre. Aquí no, aquí todo es demasiado real para ser ficción.
Sin embargo, este verano he descubierto que al final sí que había zombis en nuestro particular apocalipsis. No solo eso: hay más de los que pensábamos. Lo que ocurre es que andan por ahí, camuflados entre la gente. No tienen los ojos inyectados en sangre ni desencajan sus mandíbulas, pero sí tratan de comerte la cabeza. Empiezas, desprevenida, con una charla amena sobre la vida. Claro, sale el coronavirus, si ahora ocupa gran parte de nuestro día a día. Y su cerebro zombi empieza a maquinar: "Yo no creo en las vacunas". El ataque ha empezado.
Y siguen con lo del 5G.
Atacan a nuestra libertad qué será lo próximo una mordaza, ni trates de desarmar sus teorías con hechos. Les da igual: solo quieren comerte el cerebro y que te conviertas en uno de los suyos. Su palabra favorita: 'Infórmate'. Infórmate, sí, en las páginas que ellos te digan. Porque todos sabemos que todo lo que se sube a Internet es verdadero (bueno, todo no, hay que quitar todos los 'medios oficiales' y todos los 'cómplices' de los medios oficiales). No te queda otra que unirte al club zombi. Al parecer muchos lo han hecho durante estos meses sin que nos diéramos cuenta, o dar media vuelta y salir corriendo sin mediar palabra.
Lo de saber que haya zombis da un poco de vidilla a este fin del mundo tan soso, pero es una lástima que no puedas distinguirlos a simple vista y que te pongas a charlar con ellos sin saber que en su cabeza ya están saboreando tu cerebro. Se agradecería que tuvieran un hilillo de baba en la comisura del labio, que emitieran algún sonido gutural o que todos se parecieran a Miguel Bosé.


viernes, 24 de julio de 2020

Curro Jiménez...tan actual como necesario...¿ o no?


CURRO JIMENEZ una serie de la que deberíamos de aprender mucho, aunque ya halla quedada en el olvido.


Uno de los mejores ejemplos de lo que realmente representaba esa serie en esos términos, fue el episodio titulado “La gran batalla de Andalucía”.
En él, dirigido por Antonio Drove y con guion de Antonio Larreta, se narra de forma condensada lo que realmente había sido la Guerra de Independencia más allá del canon reaccionario impuesto por los absolutistas en el siglo XIX y remachado -hasta la náusea- por el Franquismo heredero, y exacerbador, de ese pensamiento político.
Así vemos en él a Curro Jiménez convertido en un rico y sofisticado caballero indiano que, en principio, parece en buenos términos con los franceses y se pasea con comodidad por la Andalucía ocupada por ellos. Junto a él descubrimos a un alcalde patriota que se ve obligado, por la fuerza de las armas, a obedecer tanto a los franceses como a sus protegidos. En este caso a la marquesa, principal terrateniente de la zona, que, oh sorpresa, es afrancesada pero, desde luego, no al estilo de los denostados por el Franquismo como propagandistas de ideas disolventes de una supuesta “España eterna”.
Más bien todo lo contrario. La bella marquesa es un dechado de modernidad por lo que se refiere a hablar francés, a lucir peinado y vestido Imperio y por su connivencia con el régimen josefino. Pero por lo demás, como tantos fantoches que en la Historia han sido -y serán- y se han disfrazado convenientemente con ideas que son justo las contrarias de las que ellos, o ellas, representan, la marquesa tan sólo se ha subido al carro del vencedor. El que le va a garantizar el cobro de sus rentas -como viene a decir al atribulado alcalde- con puntualidad. Lo deja bien claro cuando a las teclas de un modernísimo -para entonces- piano, enseña a los niños del pueblo a cantar “La Marsellesa” y uno de ellos le pregunta por el significado de las explosivas estrofas revolucionarias (tanto que Napoleón había prohibido cantar ese himno en realidad).
La marquesa, con la mejor de sus sonrisas de dama de la corte josefina, le responde que no se preocupe de esas cosas, tan sólo de cantar correctamente…
El episodio acaba con una rebelión generalizada del pueblo, animada por el alcalde -harto ya de ser pisoteado por la marquesa y las bayonetas francesas- para liberar al alfarero del pueblo que, además, es un extraordinario pintor dotado de unas ideas políticas muy claras. Revolucionarias para más señas y adquiridas en el París de 1789 de la mano del mismísimo Marat, con el que, como muchos otros españoles, vive esos días y, en su caso, descubre el Arte en el Louvre… Tal y como lo cuenta, arrojándolo a la cara del condescendiente general francés que ha llegado al pueblo a imponer el dominio napoleónico, recordándole que Napoleón no trae revolución alguna a España, pues, sólo para empezar, ha acabado con ella en Francia…

Al fin y al cabo la serie ya tiene sus años y puede estar apolillada. Pero los temas, si podemos observar, siguen en el candelero político y social. 
Sino, miremos lo que está pasando con la Monarquía, un estamento tan casposo como inútil pero que el pueblo sigue defendiendo a la par de los " nobles" actuales representados por los políticos de la derecha recalcitrante, ilógica y egoísta. Lo herederos del feudalismo y posteriormente del Franquismo.
En fin que casi 200 años después seguimos con la cabeza gacha a los señores feudales, a los marqueses de la zona y a la monarquía corrupta e inútil...eso sí lástima que sin bandoleros.
Y los bandoleros del siglo XXI, que quieren poner algo de cabeza y lógica son repudiados por el arma pública de los señoritos..la prensa.
Así estamos.

domingo, 19 de julio de 2020

Muere el escritor Juan Marsé

El autor de 'Últimas tardes con Teresa' ha fallecido a los 87 años. Ganador del Cervantes en 2008, es el responsable de una de las mejores narrativas española del último medio siglo.
Me acabo de enterar que ha fallecido Juan Marsé..escritor de la generación de los 50.
Gran escritor y persona.Conseciente con sus ideas y luchador de la libertad inexistente en los años oscuros del dictador.
Sin duda uno de mis preferidos.
Os recomiendo "si te dicen que caí" y "últimas tardes con Teresa"...Descanse en paz


viernes, 10 de julio de 2020


Desde luego, este maravilloso ser humano y muchos más como ella.

Doctores, Investigadores, Voluntarios, Músicos,....etc.. son los que hacen que todos, es decir TODOS, nos reconciliemos con la especie humana, después de todo lo que nos encontramos diariamente en las calles, en los medios, en la política.






Debajo del cúmulo de nubes que se ve desde el espacio, en el punto azul que decía Carl Sagan en su libro.

Si giráramos la cabeza hacia estas personas, conociendo su trabajo, su intención y trabajásemos todos juntos en sanear, en construir y no en lo contrario..este lugar sería otro.
El problema que esto que acabo de poner suena a ñoñería o a idealismo del barato, verdad?..Entre tanta valentía, tanta corrupción, tanta maldad, y sobretodo tanta normalidad ante lo anormal todo se ha hecho muy habitual.
No nos sorprende nada y en ese punto han triunfado los que lo pretendían.

No tendrían que ser ni uno ni lo otro, si estuviéramos en un hogar normalizado, correcto y trabajado en comunidad, en grupo.
La globalización tendría otro significado que no el que tiene.
Aquí, en este momento histórico en el que nos ha tocado vivir, todos sabemos que se han hecho rematadamente mal las cosas para todos, menos para unos cuantos..Es muy simple..queremos basura? o queremos armonía?.


https://www.ted.com/talks/jane_goodall_every_day_you_live_you_impact_the_planet?fbclid=IwAR1Udn7I3rGoHG8RGKRw2o-f4-aMoFs2qXG3q-k4Rrw2vlxFOpLFCo8dfQs

sábado, 9 de mayo de 2020

Alberto Campo Baeza, el arquitecto docente que aboga por socializar el suelo

El arquitecto vallisoletano, con casi medio siglo de trayectoria, construyó en 1992 uno de sus proyectos más reconocidos, Casa Gaspar, con tan sólo 20.000 euros de presupuesto, tres millones de pesetas de la época.





Alberto Campo Baeza atiende a EjePrime en un día en el que la luz brilla en Madrid. “Es el material más lujoso para nuestro oficio”, que no es otro que el de arquitecto. Catedrático de la Etsam desde hace más de 25 años, el vallisoletano echa de menos tener “algo más de trabajo”. Lo explica desde su oficina en la casa-estudio que posee desde hace cuarenta años en la calle Almirante de la capital española.
Campo Baeza es un hombre de costumbres. A media mañana le gusta comer un pintxo de tortilla, y en el plano profesional, ante el auge de los macroestudios, defiente que “no hace falta tener una plantilla de cien arquitectos para hacer un gran edificio”. Jubilado desde hace un año, su carrera aún no se ha detenido.
Su estudio tiene en marcha, actualmente, media docena de proyectos. “Tradicionalmente, me han entrado entre dos y tres proyectos nuevos al año”, apunta el arquitecto. Obras suyas como Casa Gaspar, la Casa Turégano o De Blas han sido reconocidas por la profesión.
Ahora, Campo Baeza ve en algunos colegas de nueva generación que “caen en la tentación de ver el dinero de la arquitectura como negocio”. “Mueves dinero de un bien imprescindible para el ser humano y hay profesores que han dejado las aulas para centrarse en sus estudios de arquitectura”, explica.
"Los macroestudios tienen más opciones de ganar los concursos porque estamos en una sociedad ignorante que cree que para tener un coche bueno necesita tener uno grande"
Por este, entre otros motivos, el arquitecto no cree en los macroestudios: “son compañías productoras, que podrán hacer un trabajo, pero dentro de un nivel comercial”. Y lamenta que este tipo de despachos “tienen más opciones de ganar los proyectos, pero porque esta sociedad ignorante cree que para tener un coche bueno necesita tener un coche grande”. “Creen que les da más garantía un estudio de cien que uno de cinco, y no hay que confundir cantidad con calidad; lo importante es la cabeza”, asegura.
La mayor obra que ha realizado hasta la fecha, y por la que más ha facturado también, fue la sede de Caja Granada. Este edificio situado en la ciudad nazarí recibió el premio Torroja. Un galardón que pudo haberle llegado antes, ya que aquel proyecto tardó seis años en llevarse a cabo, en parte, porque, según destaca el arquitecto, “cuando eres exigente y no cedes ante el cliente, las cosas se complican”.
Sus inicios y el coworking En el casi medio siglo que acumula diseñando todo tipo de edificios, Campo Baeza ha vivido en primera persona la transformación de una profesión que ha crecido notablemente en número en España (48.811 arquitectos colegiados, en septiembre de 2017). Abrió su primer estudio en 1971, en la calle María de Mercedes, junto a dos socios, Álvaro Llano Cifuentes y Antonio Romero. Allí, cerca del Bernabéu, el arquitecto asegura que “ya hacíamos eso que ahora llaman coworking... compartíamos gastos y consejos, pero cada uno hacía sus proyectos”.
La mayor parte de los proyectos que ha liderado Campo Baeza han tenido que ver con el sector residencial. Ha diseñado casas en varias partes del mundo y ha trabajado con promotores y constructores. El vallisoletano mantiene una opinión muy clara sobre qué ocurrio en la burbuja inmobiliaria y qué se debe hacer para rebajar la inflación de precios actual en el mercado de la vivienda. “Lo que sube los precios es la avidez del capitalismo salvaje, que especula con el terreno”, denuncia, y da una solución: “hay que socializar el suelo”.
¿Y hay una burbuja en la arquitectura? Campo Baeza defiende que “los organismos oficiales de arquitectos deberían intervenir para garantizar que un señor no venda peras a cinco céntimos”. El arquitecto denuncia que “en algunos concursos hay precios que son estúpidos, completamente imposibles”.
"Se deberían poner topes al número de trabajos que realizan al mismo tiempo algunos estudios de arquitectura"
Antes de la crisis, un profesional del sector se podía llevar un 10% del coste del proyecto. Una situación que ha cambiado “a peor”, y por la que Campo Baeza defiende que “se deberían poner topes al número de trabajos que realizan al mismo tiempo algunos estudios”.
Además, el arquitecto asegura que su gremio no se favorece de la especulación de suelos que él mismo denuncia, y destaca sobre los organismos públicos que “con los Ayuntamientos, cuando se hacen bien las cosas cuesta más llevar adelante los proyectos; y cuando se hacen mal, cuesta menos”.
Casa Gaspar: un bien de interés cultural de Andalucía que costó 20.000 euros Una de las obras más reconocidas en la trayectoria del arquiteto es Casa Gaspar. Situada en Zahora, en la provincia de Cádiz, esta vivienda de 1992 es hoy un bien de interés cultural de Andalucía. Sin embargo, el inmueble costó tan sólo 20.000 euros (tres millones de pesetas de la época).
“Yo al dueño sólo le pedí la libertad absoluta”, ha escrito al respecto Campo Baeza. Ahora, este vallisoletano, nieto de arquitecto y apasionado de la luz, esa que conoció en su infancia en Cádiz, asegura que “el negocio de la arquitectura se produce cuando pierdes las referencias de lo que es la verdadera arquitectura”

Una mirada urbanística de la pandemia.

Si realmente queremos minimizar futuras pandemias, es necesario modelar una alternativa que posibilite una nueva distribución territorial, unas nuevas dinámicas poblacionales, una economía que no se base en la deuda y el crecimiento infinito, pero sobre todo es necesario un nuevo sistema que lo permita.


Una de romanos...
En el 165 d.C. el Imperio Romano sufrió una gran pandemia en la que murieron más de cinco millones de personas. Conocida como plaga o peste Antonina, tuvo su origen en oriente, y fue propagada por las tropas militares romanas. La falta de higiene, el agrupamiento masivo de las tropas y el desplazamiento de miles de soldados a lo largo del Imperio fueron los principales factores de expansión y el aumento del riesgo epidemiológico.
Según los historiadores afectó a todas las clases sociales, entre un 7 y un 10% de la población, pero en las ciudades la mortandad fue de entre el 13 y el 15% debido a la gran concentración de población y la falta de higiene que previniera la expansión y permitiera el control de la enfermedad.
Los emperadores antoninos promulgaron numerosas leyes que incluían sanciones al incumplimiento de las normas establecidas, pero a pesar de que el Imperio Romano era pionero en la ingeniería civil y medidas higiénicas con el sistema de alcantarillado, los baños públicos o los sistemas de agua corriente, éstas no fueron suficientes para evitar que las condiciones de insalubridad fueran la constante en la época.

La gente apenas se lavaba las manos, la contaminación de los alimentos era la norma general, los propios baños públicos eran focos de infección, las ciudades estaban infestadas de ratas y moscas, la alta densidad de población y la gran conectividad dentro del Imperio facilitaba la transmisión de todo tipo de bacterias y virus.


Los romanos transformaron el paisaje y lo modificaron a su voluntad, talando y quemando bosques, modificando ríos y drenando cuencas fluviales enteras. Tal y como menciona el historiador Kyle Harper en su ensayo El fatal destino de Roma:

"Los romanos vivieron en una encrucijada fatídica de la historia humana y la civilización que crearon fue, en aspectos que no podían ni imaginar, víctima de su propio éxito y los caprichos del medio ambiente". La pandemia afectó principalmente a las ciudades, pero su origen estaba fuera de ellas.

Higienismo y especulación bajo el primer capitalismo
Dejemos atrás al Imperio Romano y viajemos en el tiempo hasta la Ciudad Condal, Barcelona, a 1854, a finales de la Primera Revolución Industrial en España. Durante los siglos XVIII y XIX la población fue creciendo hasta tener una densidad de población tal que se estaba poniendo en peligro la salud de las personas. La ciudad por aquel entonces todavía conservaba sus murallas y su crecimiento estaba limitado por el propio espacio definido por su perímetro. Los problemas de salud pública no solo eran frecuentes en Barcelona; las epidemias azotaron duramente las grandes urbes, cada vez más pobladas y con serios problemas de hacinamiento.

"A pesar de las cuarentenas impuestas para lidiar con la expansión de las enfermedades, la ciencia fue clara respecto a las soluciones que se debían aplicar: era necesaria una ciudad higiénica y funcional que permitiera la igualdad de todos los habitantes."

El urbanismo asumió la responsabilidad que le correspondía y propuso una serie de transformaciones que fueron factores clave para la mejora de la ciudad y de las condiciones de vida de las personas, y en 1859 se abre el proyecto de creación del Eixample de Barcelona.
El responsable del proyecto de expansión de la ciudad derribando las murallas que la constreñían fue Ildefonso Cerdá, ingeniero, urbanista y político. Cerdá, considerado como uno de los fundadores del urbanismo moderno, que pertenecía a la corriente de los socialistas utópicos, muy concienciado con la lucha contra la desigualdad y la mejora de las condiciones de vida de la clase obrera desarrolló numerosos estudios y tratados en torno a ella defendiendo un equilibrio entre los valores urbanos y las ventajas del medio rural.



Recreación del proyecto original de Cerdá
Propuso una ampliación de la ciudad en forma de cuadrícula regular, integrando espacios verdes y servicios, calles de anchuras que minimizaban la gran densidad de población y anteponiéndose a las necesidades del futuro, proponiendo un modelo basado en manzanas con patios interiores, que favorecía la ventilación, la entrada de luz natural, e incorporaba una batería de medidas de los movimientos higienistas pero también de necesidades de la clase obrera.
Lamentablemente, en 1859, a pesar de que su proyecto se llevó a cabo, contribuyendo enormemente a la transformación de la ciudad, las presiones del capital hicieron que éste sufriera multitud de modificaciones, como la eliminación de la propuesta de edificar únicamente dos de los cuatro lados de cada manzana, y dedicar los dos restantes a zonas verdes.
Todas estas modificaciones fueron resultado del rechazo y la presión de la burguesía dominante, que no comulgaba con el carácter antiautoritario, antijerárquico, igualitario y racionalista del proyecto de Cerdá; pero también de muchos arquitectos e instituciones públicas que continuaron la inercia del sistema, vaciándolo de gran parte de sus fundamentos ideológicos, de clase e higienistas. La especulación y la densificación acabaron desvirtuando completamente el proyecto, y a pesar de todo ello supuso un claro cambio de paradigma en la forma de planificar las ciudades.



A lo largo de la historia, vemos cómo el conocimiento y la lógica no solo tiene que luchar con el desconocimiento o la ignorancia, sino que el principal obstáculo reside en los poderes económicos y políticos de cada época. Cada fase histórica del capitalismo se puede analizar desde una perspectiva urbanística y geográfica, cualquier sistema socioeconómico modifica directamente el espacio para adaptarlo a sus necesidades, y la propia ejecución de las dinámicas sistémicas y la configuración del espacio influyen directamente en la aparición y dispersión de enfermedades, epidemias y pandemias.
El capitalismo no atiende más que sus propios intereses. Sus respuestas no serán nunca un proceso de reversión de sus propias inercias sistémicas, sino la propuesta de medidas adaptativas a las nuevas condiciones históricas. El propio capitalismo se modifica a sí mismo y adapta como si de un virus se tratara.
El capitalismo adapta el urbanismo a sus necesidades según la etapa
La industrialización de los siglos XVIII y XIX provocó importantes cambios en el modelo territorial y urbanístico debido a las nuevas necesidades del sistema capitalista y sus diferentes sectores económicos, que requerían una gran concentración de mano de obra y servicios auxiliares.
Esta fase de transformación territorial se compuso de tres factores principales: la migración poblacional del medio rural a las ciudades, la vinculación entre avances industriales y urbanísticos, y la construcción de infraestructuras con una red de carreteras y ferrocarriles. Tal y como refleja Saskla Sassen, de la Universidad de Columbia:

"la primera fase keynesiana se caracterizó por la producción en masa, el consumo de masas y la construcción de grandes zonas suburbanas; las personas solo eran consideradas como trabajadores y consumidores."

El capitalismo del siglo XX requirió un modelo territorial y urbanístico concreto, caracterizado por la concentración poblacional y de los centros de producción, una alta sectorización del espacio público, la especulación, gran impacto medioambiental y limitación de la mejora de las condiciones de vida.
En los años setenta y ochenta muchas ciudades sufrieron la ruina económica, los centros urbanos se vaciaron de las empresas tradicionales y de clase media, y se llenaron de firmas especializadas e innovadoras que, aunque contribuyeron a la recuperación económica, profundizaron en la especulación del suelo y la vivienda, así como en la pérdida de capacidad adquisitiva con el aumento de costes de manutención y necesidades básicas.



Este hecho es el mismo que hemos observado en la última fase del capitalismo tardío, con la gentrificación y turistificación de muchos de los barrios obreros y cascos históricos. En la actualidad, con el aumento del comercio electrónico, vemos cómo la ciudad se vacía de tiendas de comercio local, se llena de camiones de reparto, se construyen grandes centros logísticos, y aumenta la congestión con el consiguiente aumento de la contaminación.
¿Y cuáles son las propuestas del capitalismo? Más capitalismo, de manos de soluciones tecnológicas, apostando por la Inteligencia Artificial, el Big Data, la implantación del 5G, el empleo de vehículos eléctricos autónomos y de drones.



Vemos cómo el actual modelo económico y social, basado en el crecimiento exponencial de la economía, en la deuda, en el extractivismo masivo de recursos naturales y el consumismo moldea el espacio natural y urbano a su antojo, sin asumir la responsabilidad de las consecuencias que genera con su funcionamiento (incluyendo las crisis cíclicas que forman parte de su dinámica natural). Y ahora, a paso cambiado, experimentamos otra consecuencia más, hasta ahora infravalorada: el aumento de las enfermedades urbanas y el riesgo epidemiológico.
Según el estudio "Targeting Transmission Pathways for Emerging Zoonotic Disease Surveillance and Control" (Loh et al, 2015):

"las principales causas de la aparición de enfermedades zoonóticas (transmitidas de animales no humanos a humanos) son la deforestación y cambios en el uso del suelo (31%), la agricultura industrial (15%), el comercio y el transporte internacional (13%), la industria médica y farmacéutica (11%), las guerras y las hambrunas (7%), el clima (6%), la demografía y el comportamiento del ser humano (4%), el desmantelamiento de la sanidad pública (3%) y el mercado de carne de alimentos silvestres (3%)."

Si atendemos a los agentes que influyen en la dispersión de enfermedades, podemos destacar el clima, la estacionalidad, la demografía y la globalización. Según estimaciones de la ONU, en tan solo un siglo, desde 1950 a 2050, la población mundial que vive en ciudades o zonas urbanas pasará de 700 millones de personas a cerca de 6,5 mil millones.


Actualmente más del 55% de la población mundial vive en ciudades o zonas urbanas. En la UE esta cifra llega a ser superior al 73%, y en España del 79%, además de tener una enorme concentración en las ciudades más pobladas. Para el año 2050 se estima que las cifras mundiales aumentarán hasta casi el 70%, por lo que se puede llegar fácilmente a la conclusión de que el riesgo de dispersión de enfermedades también aumentará.
Es evidente que las enfermedades urbanas y las pandemias son también un problema de planificación urbana y territorial, pero sobre todo son un problema sistémico, ya que es éste el que genera la mayor parte de las causas y factores de dispersión de las mismas. La actual crisis sanitaria, ecológica y económica debe hacernos cuestionar radicalmente el propio sistema, siendo indispensable acudir a la raíz de los problemas, y realizar un análisis deductivo e inductivo del capitalismo.
Capitalismo y pandemias en el siglo XXI
Si atendemos a la particularidad de los espacios urbanizados debemos cuestionar cómo modificamos y habitamos el espacio natural, qué tipo de espacios urbanos generamos, a qué causas responden o qué consecuencias generan. La aglomeración masiva de millones de personas en un mismo espacio, dentro de un mundo globalizado e interdependiente genera inevitablemente una serie de complejidades sistémicas mayor que las soluciones que propone y lleva a cabo.
La interrelación de las actividades socioeconómicas de los diferentes territorios, la elevada influencia de las grandes ciudades sobre los territorios circundantes, la densidad poblacional, y la elevada cantidad de desplazamientos diarios favorece la dispersión de cualquier enfermedad.



" Es necesario realizar un análisis profundo y una crítica fundamentada que cuestione la idoneidad de nuestro actual modo de vida, la actual ordenación del territorio, los modelos urbanos de concentración de población, producción y economía; el aumento del tejido urbano, el impacto medioambiental de las zonas urbanas, la dependencia de recursos de las ciudades, etc ".

Si trasladamos la reflexión a la cotidinaneidad actual, podemos hacer un claro autoanálisis de cómo todas esas consecuencias urbanas del capitalismo condicionan nuestras vidas. Basta con responder una serie de sencillas preguntas sobre la vivienda en las que estamos confinados: superficie, número de estancias, personas que habitamos en ella, existencia de zonas exteriores (balcón, terraza o jardín), cantidad de sol que recibe, si es interior o exterior, número de estancias que tienen ventanas, existencia de problemas de habitabilidad (acústicos, térmicos, de ventilación y de confort espacial y visual), accesibilidad, antigüedad de la vivienda, acceso a servicios básicos (agua, electricidad, gas, calefacción, comunicaciones), proximidad de zonas verdes, distancia al centro de trabajo o de estudios o la proximidad de servicios básicos (hospitales, centros médicos, tiendas, etc).
El análisis debe ser extendido a la forma en que el entorno urbano condiciona nuestras vidas directa o indirectamente: población total, densidad de población, densidad de viviendas, compacidad del espacio urbano, distancia, tiempo y modo de desplazamientos; morfología de la ciudad, existencia de zonas sectorizadas o no (en barrios residenciales, zona empresarial, zona monumental, zona de servicios y ocio), tipos de transporte más empleados, superficie del área urbana, superficie y distribución de zonas verdes, calidad del aire, confort acústico, confort térmico, accesibilidad, proporción de calles, cantidad de árboles, distancia a redes de transporte público, etc.
Estos indicadores intervienen en la dispersión de enfermedades y la generación de epidemias o pandemias, pero también en la habitabilidad de los entornos urbanizados en el caso de que esas enfermedades se propaguen. El urbanismo no puede desentenderse jamás de su dimensión sanitaria y ecológica, ni del sistema socioeconómico que lo genera. La ruptura del equilibro natural suele desencadenar una serie de cambios ecológicos con consecuencias fatales.



En la crisis sanitaria actual, vemos que existen una serie de factores potenciadores de la probabilidad de riesgo de propagación e impacto: las zonas más castigadas se corresponden con las más densamente pobladas, las más dependientes del turismo, las que más desplazamientos generan, y las que tienen niveles más altos de contaminación.
La transformación del urbanismo hacia una sostenibilidad real no puede darse sin la conformación de una alternativa al capitalismo. Todas las propuestas reactivas adaptativas que se planteen en las ciudades serán insuficientes al intervenirse en un nivel intermedio en la responsabilidad de las causas y propagación de esas enfermedades.
Si realmente queremos minimizar futuras enfermedades y pandemias, es necesario modelar una alternativa que posibilite una nueva distribución territorial, unas nuevas dinámicas poblacionales, una economía que no se base en la deuda y el crecimiento infinito, pero sobre todo es necesario un nuevo sistema que lo permita. Dejemos de normalizar y convivir en la distopía, y luchemos por crear y hacer realidad la utopía.