viernes, 1 de abril de 2016

Manfred Gnädinger..el "loco" de Camelle.........

Creo que ha acertado.Nadie se percata o al menos muy poca gente como el volver al Paleolítico no solo es necesario e interesante para volver a la ingenuidad del avance al desastre, sino también para producir desde el origen el arte primario con usos muy inteligentes de las claves de este hoy invadido de cosas inservibles y feas y Manfred Gnädinger fue valiente y feliz, aunque se quisiera dar a entender lo contrario.La lástima la daban los que miraban a Man con lástima.no han entendido nada....Muy interesante y reconfortante, no cabe duda.













Una estudiante de Arquitectura analiza la vida de Man de Camelle

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/coruna/coruna/2016/04/01/estudiante-arquitectura-analiza-vida-man-camelle/0003_201604H1C10991.htm

«Foi un home libre, amarrado á beleza dun lugar costeiro do que nunca máis puido fuxir; un home salvaxe que demostrou grandes coñecementos nos distintos campos culturais; un home incomunicado que mantén unha forte relación coas correntes artísticas do momento; un home solitario que abandona a sociedade para crear unha obra de arte que precisa ser visitada; un tolo que dicía barbaridades e que acabou tendo razón ao afirmar que o pobo sería coñecido pola creación do seu museo e polo propio Man, que é o elemento central de toda a súa obra».
Así resume la camariñana de Camelle, María Luna Suárez Marcote, en su trabajo Paisaxe e arte na poética de Man, la figura de Manfred Gnädinger, el singular artista alemán nacido en Radolfzell, cerca de Friburgo el 27 de enero de 1936 y que se «deixou morrer» en las jornadas previas al día de los Santos Inocentes del 2002, después de que el petróleo del Prestige arruinase su obra levantada al pie del mar.
Suárez Marcote, que hizo de esta obra su trabajo de fin de grado y que ahora está con el máster de Arquitectura en la Universidade da Coruña, bucea en la historia personal de Man, y desvela detalles muy poco difundidos o del todo desconocidos sobre su vida previa a Camelle.
Relata cómo la pérdida de su madre y la mala relación con su madrastra le llevaron a acabar internado en una institución pública. Repasa su etapa en la escuela Böhringen-Constanza en Radolfzell, el trabajo como pastelero, la colaboración con Cáritas de Fráncfort o la mudanza a Suiza, donde realiza sus primeras exposiciones. Incluso apunta a una posible estancia formativa en Italia, así como su probable ejercicio como profesor de arte.
«Un home elegante»

Después de un recorrido por Francia y el norte de España, la arquitecta recoge que llegó a Camelle en 1962 y lo hizo junto a otro compañero alemán del que después se separaría. Y aquí viene una de las primeras sorpresas del trabajo, que contrasta con la imagen estereotipada que se tiene del conocido como el anacoreta de Camelle: «Chamaba á atención pola súa vestimenta, pero non por levar farrapos, senón por todo o contrario; era un home elegante e de bo porte, aseado e ben peiteado».
También rompe el relato con el carácter huraño que tantas veces se le ha atribuido, así como con el rechazo generado en el pueblo. «Era unha persoa sociable». También dominaba el inglés y que entabló una muy buena relación con una maestra de la escuela local, de nombre María Teresa, de la que llegaría a enamorarse. «O amor non foi correspondido e o rexeitamento será un dos detonantes da transformación desa primeira imaxe ata o coñecido Man».
A partir de ahí, primero en una casa alquilada y luego en el terreno junto al mar, donde Luna Suárez tuvo ocasión de conocerlo como todos los niños de Camelle de la época, fue donde se forjó la obra de Man, empezando por su propia caseta, en la que investigadora percibe conocimientos arquitectónicos, como la utilización de espejos para calentar el interior.

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