jueves, 26 de mayo de 2016

Evitación Experiencial..el LOGOS moderno de la mente...


Control del "alma irascible y concupiscible" mediante la herramienta de la aceptación y reconocimiento de la emoción positiva o negativa, y sensación en el momento. Con racionalidad. Llegar al equilibrio, al cosmos,a lo bueno, a lo bello..que nos hace vivir el momento. Todo tiene una relación, una reminiscencia de lo conocido por la base mayéutica de la escucha de las reflexiones y lectura de los pensamientos de los filósofos clásicos a la actual psicología o conocimiento de la mente. 

COMPRENDIENDO LA EVITACIÓN EXPERIENCIAL
La evitación experiencial consiste en tratar de evitar tus propias experiencias internas (pensamientos, sentimientos, recuerdos, sensaciones corporales…) incluso aunque el hecho de hacerlo te acabe causando problemas.
Se trata de experiencias que, en principio, resultan dolorosas o perturbadoras, pero cuya evitación, aunque te aporte alivio a corto plazo, te acaba perjudicando a largo plazo. Por ejemplo, la persona que evita ir a una fiesta a la que desearía ir, debido al malestar que le produce su ansiedad social; o bien, la persona que evita hacer ejercicio porque le resulta pesado y frustrante. En realidad, lo que está evitando no es hacer ejercicio, sino el sentimiento de frustración que eso le produce. Y la persona con ansiedad social que no acude a esa fiesta no lo hace para evitar la fiesta en sí misma, sino que es la experiencia de sentir ansiedad la que desea evitar.
La evitación experiencial se produce cuando las personas se plantean como objetivo sentirse bien y evitar todo malestar. La persona evita conectarse cognitiva, afectiva o conductualmente con la experiencia que le genera estrés o ansiedad subyaciendo la lógica infantil de que “lo que no se ve, no existe”. Dicha evitación ocasionalmente impide un incremento puntual de la ansiedad pero contribuye a mediano y largo plazo a su sostenimiento y perpetuación al impedir la habituación y el aprendizaje. Se desarrolla una adaptación a la cronicidad del estrés que incluye la desatención a las señales del cuerpo, a los estresores internos o externos, y a las consecuencias tóxicas de ese modo de vida.
Es clave darse cuenta que el mecanismo de evitación provoca lo contrario de lo que buscamos. Particularmente cuando se toman drogas, alcohol o medicamentos para evitar la ansiedad y cuando queremos cambiar lo que no puede ser cambiado: el dolor ante la muerte, la enfermedad, la vejez, etc.
El problema es que las reglas que usamos para el mundo exterior no funcionan en nuestro mundo interior. En el mundo exterior, querer librarnos de aquello que nos molesta parece una buena idea y a menudo funciona. Por ejemplo, si tienes la ropa manchada te la quitas y te pones otra limpia. Pero en el interior de tu mente las cosas funciona al revés, rigiéndose por una norma parecida a esta: si no estás dispuesto a tener algo, entonces lo vas a tener. Es decir, si no estás dispuesto a sentir ansiedad, entonces la vas a sentir, y además con más intensidad. Si no estás dispuesto a sentir frustración, entonces te vas a sentir aún más frustrado. Y lo mismo podemos decir del resto de experiencias internas negativas. Esto es así porque, por el modo como funciona la mente humana, cada vez que intentas evitar, eliminar o suprimir una experiencia interna, el mismo intento de librarte de ella hace que dicha experiencia crezca, aumentando en intensidad y frecuencia.

El querer escapar de estas situaciones, esforzándose para suprimirlas, desafortunadamente produce que estas se hagan más insidiosas y nos conduzcan a tomar medicamentos sin necesidad, abusar de substancias, deprimirnos, quedarnos atascados con traumas del pasado o con miedo al futuro.
Esto hace que, con el tiempo, la vida de una persona se vaya "encogiendo" cada vez más, ya que las situaciones que se evitan son cada vez numerosas, y los pensamientos, recuerdos o emociones que tratan de evitarse se hacen cada vez más abrumadores e insoportables. Es decir, cuanto más luchas contra ellos, más crecen. Con el tiempo, la capacidad para estar en el momento presente y disfrutar la vida se va desvaneciendo, porque tu vida se centra en evitar lo malo, en vez de salir en busca de lo bueno.
La mayoría de las personas no logran superar sus problemas emocionales porque las estrategias que están utilizando para intentar hacerlo consisten en modos de tratar de evitar sus experiencias. Es decir, buscan desesperadamente la manera de tratar de evitar sentir lo que sienten y de evitar pensar lo que piensan o recordar lo que recuerdan.
Si suena el despertador por la mañana y tu mente se llena de pensamientos y emociones desagradables sobre el horrible día que te espera, las pocas ganas que tienes, o lo desgraciada que es tu vida y no estás dispuesto a experimentar y sentir esas emociones y pensamientos, entonces te deprimirás aún más, no te levantarás de la cama y nada cambiará.
Qué puedes hacer
La observación atenta y sin juzgar de los estresores y de las sensaciones de ansiedad sin intentos de escapar o rechazarlas va generando una desensibilización a dicha ansiedad que logra una disminución de los mecanismos evitativos que subyacen al fenómeno ansioso. El registro atento y con aceptación de Emociones/Sensaciones Físicas y Pensamientos genera un espacio para percibir los patrones de percepción, afectivos y de la conducta permitiendo a la persona pasar de la reacción automática a la respuesta elegida.
Lo contrario de la evitación experiencial es la aceptación. Es decir, el estar dispuesto a notar, a contactar, a sentir y pensar lo que traigan, en cada momento, las circunstancias actuales según la historia personal. Es estar dispuesto a aceptar las sensaciones y pensamientos problemáticos siempre y cuando hacerlo esté en relación con cosas valiosas para la persona.
Con tus experiencias internas solo puedes hacer una cosa: aceptarlas, sentirlas, experimentarlas. El primer paso para hacer esto consiste en ponerle nombre, porque eso te ayuda a ser consciente de lo que está pasando dentro de ti. Por ejemplo, cuando te das cuenta de que estás recordando algo que te ha
sucedido y te ha hecho sentir muy mal, pones nombre a la emoción o emociones que estás sintiendo (vergüenza, miedo, tristeza…) o haces una pequeña descripción de tus pensamientos (por ejemplo, "estoy teniendo pensamientos de desprecio hacia esta persona"). De este modo, estás aceptando lo que sucede dentro de ti, en vez de tratar de evitarlo a toda costa, como si pudieras hacer que se desvanezca. Cuando luchas contra tu experiencia interna la alimentas y la intensificas, pero cuando la aceptas le quitas fuerza.
METAFORA DE LOS COPOS DE NIEVE
Por ejemplo, imagina que está nevando y que esos copos de nieve representan tu propia experiencia interna (sentimientos, pensamientos, etc.). Cuando ves caer los copos de nieve empiezas a luchar contra ellos, tratando de golpearlos con fuerza para evitar que te toquen, pero cuanto más luchas contra ellos, más te agotas y, demás, tu lucha no impide que sigan cayendo, sino que en realidad nieva cada vez con más intensidad. Entonces, decides cambiar de estrategia y te propones aceptar los copos de nieve, dejas de luchar contra ellos, te quedas inmóvil bajo la nieve y sientes cómo los copos caen lentamente sobre ti. En ese momento te das cuenta de que apenas los notas, de que puedes soportarlos, puedes seguir caminando a pesar de ellos, e incluso puedes llegar a tu destino a pesar de la nieve cayendo sobre ti.
Con tu experiencia interna has de hacer lo mismo que con los copos de nieve: obsérvala, sé consciente de lo que sientes, ponle nombre y deja que caiga sobre ti y, como los copos de nieve, se desvanezca al tocarte.
Si bien la metáfora de los copos de nieve aplica muy bien en una meditación sentada, la metáfora del pantano aplica en un contexto más amplio:
LA METAFORA DEL PANTANO.
Imagina que empiezas un viaje hacia una hermosa montaña, que puedes divisar claramente a lo lejos. Pero casi de inmediato te percatas que tiene frente a sí un enorme pantano. Y entonces piensas : “No sabía que tendría que atravesar este pantano. Es apestoso y el lodo se pega en mis zapatos. No puedo sacar mis pies del fango. Estoy mojado y me siento cansado. ¿Porqué nadie me dijo que había este pantano?”.
En esta situación puedes elegir entre abandonar el viaje o entrar en el pantano. Así es la terapia. . . ¡Así es la vida!
Vamos a través del pantano, no porque queramos enlodarnos, sino porque es lo que se atraviesa entre nosotros y ahí donde queremos llegar.

martes, 17 de mayo de 2016

Reflexiones compartidas " kant "

A veces me pregunto qué pasa con esto de la moral, con esa dimensión tan curiosa y últimamente tan ausente, que tenemos los seres humanos y que nos invita a plantearnos si algunas de nuestras acciones son dignas y correctas. Esa fue una de las preguntas que se hizo Kant cuando trataba de sustanciar las tareas de la filosofía.
Kant
Había noches en las que Kant salía a contemplar las estrellas y entonces quedaba sobrecogido por el espectáculo que aparecía ante sus ojos. Lo curioso es que a él, y en la misma medida, le asombraba otro espectáculo muy distinto: el hecho de que los hombres tenemos en nuestro interior una conciencia que nos exige comportarnos de maneras determinadas en situaciones concretas. Kant se refería a este segundo espectáculo como la Ley moral.
Así, decía el filosofo prusiano que había dos cosas que llenaban su ánimo de admiración y respeto; estas dos cosas eran el cielo estrellado sobe él y la Ley moral dentro de él.
Creo que merece la pena que reflexionemos un poco sobre este hecho. Seguro que todos estaremos de acuerdo en que a primera vista parece sorprendente que a Kant le parezca tan asombroso el mismo hecho del universo como que en nuestro interior existan unos principios morales capaces de determinar nuestra conducta.


Y es que si nos paramos a pensarlo parece, al menos en principio, extraño eso de que alguien pueda arriesgar su vida por salvar a otra persona por creerlo su obligación, o que otro pueda renunciar a algo que le apetece por ayudar a un amigo, al pensar que es su deber.
Lo cierto es que Kant pensaba que esa Ley moral se concretaba en el imperativo categórico, es decir un imperativo sin condiciones, y que por eso mismo debería ser aceptado por todo ser humano por el hecho de serlo. Kant dio varias definiciones del Imperativo categórico. Una de ellas vino a decir que había que tratar a las personas como un fin y no como un medio, es decir, que las personas tienen dignidad, y por eso mismo, no pueden ser utilizadas como meros instrumentos para conseguir otra cosa.
A nada que reflexionemos un poco sobre el Imperativo categórico nos daremos cuenta de que no nos dice nada en concreto, ni prohíbe, por ello, nada en concreto. No dice no mates, no robes, no mientas… esto es así porque la ética que Kant concibió era una ética formal. ¿Qué quiere decir eso? Bueno, eso quiere decir que la ética que él concibió es una ética sin contenido, y eso significa que no propone ningún bien o fin a alcanzar, ni aporta tampoco normas concretas para alcanzarlo.
Kant tomó esta decisión porque creía que la ética debía ser universal, es decir, que en relación con lo moral deberían regir los mismos principios para todo los seres humanos. Esta posibilidad se perdería si proponemos una ética material, con contenido, ya que en cuanto hay que buscar un bien o un fin, la experiencia nos muestra que no hay acuerdo entre los hombres. Por ejemplo, si preguntamos a distintas personas cuál es el fin que perseguimos con nuestro comportamiento unos dirán que el placer, otros que la felicidad, lo útil…
Kant_2Por esta razón Kant criticó a las éticas materiales, tengamos en cuenta que éticas materiales son aquellas que proponen un fin concreto a alcanzar con nuestros actos y que a la vez proporcionan medios concretos para alcanzar ese fin. Un ejemplo de esta ética sería la de Aristóteles quien propone como fin último de nuestros actos la felicidad, y como medio la virtud. Tengamos en cuenta que la mayoría de las éticas anteriores a Kant eran materiales.
Así pues, con el fin de conseguir una ética con carácter de universalidad, Kant la vació de contenido. Yo creo que después de llegar hasta aquí tomando como punto de referencia la reflexión kantiana, deberíamos atrevernos a volar un poco por nosotros mismos y hacernos algunas preguntas, porque a fin de cuentas ¿Qué es esto de la moral? ¿De dónde sale? Y por eso mismo: ¿Los principios y valores que rigen nuestro comportamiento son iguales para todos los seres humanos (universales)? ¿O cambian con el tiempo, el lugar y son por tanto relativos? ¿Para conseguir una ética que sea universal hay que vaciarla de contenido?
Opiniones en filosofía sobre esta cuestión hay muchas. Ya los sofistas plantearon que los valores y normas eran relativos. Sócrates y Platón por el contrario afirmaron que eran universales, de hecho Platón los llamó ideas y les concedió una existencia real y separada en el mundo inteligible.
Pero ¿qué pensamos nosotros? Vamos a preguntarnos… sin ir más lejos, por ejemplo: ¿Qué es la justicia? Y en el fondo no estoy pidiendo que la definamos, sino preguntando qué cosa es. ¿Es un concepto en el podemos o no estar de acuerdo? ¿Es una palabra con la que calificamos determinadas acciones? ¿Es algún tipo de realidad que subsiste de manera independiente de nosotros, tal y como lo entendía Platón?
Tengamos claro que quien dice justicia puede plantear la pregunta con cualquier otro valor moral: sinceridad, nobleza, lealtad… bien yo creo que estas son preguntas interesantes. ¿Qué opináis del asunto?
Pero vamos a ponernos de acuerdo momentáneamente y convenir en que los valores morales son conceptos que designan cualidades apreciables que apreciamos en ciertas acciones; pero entonces ¿dependen de nosotros o no?
Supongamos que un hombre está a punto de morir por salvar la vida de un niño en un incendio. Supongamos al mismo tiempo que nosotros estamos viendo la escena. La cuestión es: ¿En la acción de ese hombre hay valentía, hay bondad realmente o depende de que yo la capte o no para que la haya? Puede que a mí sí me lo pereza, pero ¿y si el que tengo al lado solo capta que el hombre es tonto por arriesgarse?
Sí decidimos que el valor está ahí, en la acción, aunque la persona que tengo al lado no lo capte, entonces estaremos diciendo que los valores son objetivos. Si por el contrario pensamos que el valor está o no en función de que lo captemos, entonces los valores son subjetivos.
Pero a pesar de todo aún sigue estando pendiente la pregunta acerca de cuál es el origen de todo esto. ¿Es la moral una simple creación humana relacionada con la evolución y la supervivencia de la especie, o es algo que nos viene impuesto desde el orden natural de las cosas, desde el sentido del Universo, o quién sabe si desde Dios?
Se me ocurre pensar que si los valores son subjetivos o relativos es más que probable que la moral sea una creación humana, una estratagema evolutiva. Pero lo cierto es que aunque entendamos que los valores son objetivos también podría serlo. Aunque puede que en este caso lo que comenzó siendo un recurso evolutivo se haya objetivado y convertido, en cierto modo en real. ¿No dicen actualmente la mayoría de los neurólogos que el cerebro crea la mayor parte de la realidad? ¿Y si hemos creado la moral para convertirla en algo real, para que nos trascienda, para que tenga razón de ser ya sin nosotros?

viernes, 6 de mayo de 2016

olvidar???...no creo que sea posible, por coherencia y por humanidad.

El psiquiatra franquista Antonio Vallejo-Nájera se pasó la vida en busca del gen rojo. No entendía el hombre que, con lo hermoso que podía ser un mundo remachado de nazismo -al que él era tan afecto- existiese esa raza inferior e indeseable de apetitos libertarios. "Es que son hasta más feos", se justificaba. Su discurso pseudocientífico trataba de demostrar que el marxismo era una enfermedad, una malformación, una inferioridad intelectual. "La perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento", sostenía, "promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores".
Ah, esa masa gregaria de imbéciles sociales. Gentes sin espíritu. Un espíritu, claro, definido como "militarismo, que quiere decir orden, hispanidad, disciplina, sacrificio personal, puntualidad en el servicio". Esos "degenerados de la raza española" gestados durante la República no eran, para el doctor, más que una plaga a exterminar.

POR ROJAS Y POR MUJERES

La "eugenesia positiva" con la que fantaseaba Vallejo-Nájera -"multiplicar los selectos y dejar que perezcan los débiles"- pasaba por separar a los hijos de los rojos de sus padres, para que no pudieran mamar el mismo cáncer ideológico. "Sin embargo, siempre se ha conocido más la situación de los presos que de las presas, por esto del masculino universal", sostiene Alexandra López, comisaria de la exposición Cuando la memoria fue silencio, que abre el proyecto Bienal miradas de mujeres 2016 y trata la eugenesia femenina en la época franquista -puede verse en el Espacio de igualdad María de Maeztu del 1 al 27 de mayo, después pasará al de María Zambrano y al de María Telo-."Con la investigación nos hemos dado cuenta de que las penas no eran iguales: a ellas se les castigaba, uno, por ser rojas, dos, por ser mujeres".
Una de las fotografías de la muestra.
Una de las fotografías de la muestra. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
Y el médico, claro, lo secunda en sus textos viejos: "A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella". El psiquiatra no acababa de entender la "activísima participación del sexo femenino en la revolución marxista", por lo que dedicó uno de sus estudios a cebarse con 50 presas políticas recluidas en Málaga.
Vallejo-Nájera determinó que éstas participaban en política para "satisfacer sus apetencias sexuales" y que, además, tan alto grado de implicación sólo indicaba una cosa: la característica femenina de la "debilidad del equilibrio mental", la "menor resistencia a las influencias ambientales" y la "inseguridad del control sobre la personalidad". Por eso intentó paliar su estupidez subversiva con directrices católicas como estacas: de ahí una de las fotografías de la exposición, que muestra a un grupo de presas arrodilladas en misa obligatoria.

ROPAS LLENAS DE SANGRE

Cuenta López que el régimen aprovechaba las cárceles femeninas para llevar a cabo la segregación infantil. "Dejaban a los niños con las madres hasta los 3 años, máximo 5, y después pasaban a ser adoptados por familias afines al franquismo que no podían tener hijos", explica. "Los llevaban a instituciones religiosas y allí las monjas se encargaban del reparto. Luego se les perdía el rastro, porque a las madres las inscribían en las cárceles, pero a los niños no". La comisaria relata que las mujeres sólo podían pasar entre media y una hora al día con sus hijos, especialmente en período de lactancia.
Hay testimonios que cuentan que los carceleros se llevaban a los bebés y al rato bajaban a la celda con las ropas llenas de sangre para dejar a las madres imaginar...
"Al principio decían que las madres tendrían reducción de pena, o cierta sobrealimentación para poder dar el pecho... pero eso nunca se hizo. Nunca tuvieron control sobre sus hijos, no sabían qué hacían con ellos ni cómo los trataban", sostiene López. "En la cárcel de Ventas, por ejemplo, hay testimonios que explican que los carceleros se llevaban a los bebés y al rato bajaban a la celda con las polainas y las ropas llenas de sangre para dejar a las madres imaginar... aunque solían llegar manchados por algún disparo de gracia".
Una de las fotografías de la muestra.
Una de las fotografías de la muestra. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
También había cárceles que no aguardaban a presas políticas, sino, directamente, a mujeres inmorales. "Las prisiones de prostitutas eran puros reformatorios de conducta. No entendían que, en muchos casos, ese despunte de prostitución era por la miseria y la pobreza de la posguerra. Estaban solas, sus maridos habían sido encarcelados o fusilados...".

GUÍA DE LA BUENA ESPOSA

Cuando la memoria fue silencio recoge diferentes fotografías del Archivo Fotográfico de Barcelona y el Archivo regional de la Comunidad de Madrid: niños -uniformados- en fila en la pared del presidio, reclusas rezando, siendo santificadas por un sacerdote o aferrándose a sus hijos. Pero la comisaria ha querido incluir también la Guía de la buena esposa (11 reglas para mantener a tu marido feliz), publicada por Pilar Primo de Rivera en 1953. "Todo, absolutamente todo eso, formaba parte del plan de modelación de la identidad femenina para enfrascar a la mujer en el sistema patriarcal del fascismo", reflexiona López. "El régimen exprimió la situación de desarraigo de estas mujeres, inmersas en la posguerra, para hacer de ellas los seres manipulables que les convenía".
Una de las imágenes de la exposición.
Una de las imágenes de la exposición. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
Ten lista la cena, luce hermosa, sé dulce e interesante, arregla tu casa, hazlo sentir en el paraíso, prepara a los niños, minimiza el ruido, procura verte feliz, escúchalo, ponte en sus zapatos, no te quejes, hazlo sentir a sus anchas... estos son algunos de los mandamientos para ser la mujercita idílica del caballero franquista.
Ten lista la cena, luce hermosa, arregla tu casa, hazlo sentir en el paraíso, prepara a los niños, minimiza el ruido, escúchalo, no te quejes
Claro que Pilar Primo de Rivera no olvidó concretar estas sugerencias: "déjalo hablar antes, recuerda que sus temas son más importantes que los tuyos", "a la hora de su llegada, apaga la lavadora, secadora y aspiradora e intenta que los niños estén callados", "no lo satures con tus insignificantes problemas" y, por favor, "quítale siempre los zapatos". En definitiva, un microclima franquista dentro del franquismo, un hogar de silencios y sonrisas tensas, de belleza artificial, de corrección enferma, de sumisión, de sectarismo, de insuficiencia.
Una de las fotografías de la exposición.
Una de las fotografías de la exposición. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
"Cuanto más investigo sobre esa época, más me consta que el machismo de ahora es hijo directo del de entonces", sugiere López. "Uno cree que hay algunas cosas que se hacen de forma automática, pero no es así. Durante mucho tiempo -y a muchas generaciones- se les ha dicho que las cosas deben ser de un modo. Ahora todo eso lo llevamos dentro". Retumba a ratos en la España presente el evangelio de Pilar Primo de Rivera. "Las mujeres nunca descubren nada; les falta el talento creador reservado por Dios para las inteligencias varoniles", decía la dama de boca apretada. Quizá aquí el verdadero gen, señor Vallejo-Nájera. Y no era rojo.