La Casa Curutchet
ubicada en Bulevar 53
nº 320, La Plata, provincia de Buenos Aires, y diseñada por uno de los más
claros exponentes de la arquitectura moderna, fue finalizada el año 1955. Esta
vivienda unifamiliar y consultorio médico fue declarada monumento nacional el
año 1987 y actualmente es la sede del CAPBA.
Su mandante, el doctor Pedro Domingo Curutchet, eligió a Le Corbusier luego de una intensa búsqueda, sin resultados, entre diversos arquitectos argentinos. Le Corbusier aceptó la propuesta pero dejó en claro que no viajaría a Argentina, por lo que designó a Amancio Williams, de su total confianza a cargo de la dirección de la obra, quien tuvo gran influencia en el diseño final del proyecto.
Su mandante, el doctor Pedro Domingo Curutchet, eligió a Le Corbusier luego de una intensa búsqueda, sin resultados, entre diversos arquitectos argentinos. Le Corbusier aceptó la propuesta pero dejó en claro que no viajaría a Argentina, por lo que designó a Amancio Williams, de su total confianza a cargo de la dirección de la obra, quien tuvo gran influencia en el diseño final del proyecto.
Entre lo que aportó este arquitecto
argentino se encuentra la rotación de la escalera en 180º, el reemplazo de los
muros del volumen de acceso por muros acristalados y el permiso para que la
obra fuera construida en base al sistema de medidas de Le Corbusier,
“el Modulor”, y no según la norma del país.
Williams renunció en 1951 y asumió
Simón Ungar, pero finalmente fue Alberto Valdés el que concluyó la construcción
de la casa.
Lo más importante de esta gran obra es
que aún sigue vigente en cuanto a la arquitectura, adquiriendo un carácter de
atemporalidad. Como única obra de Le Corbusier en
este país, reúne todos sus principios fundamentales de la arquitectura: fachada
libre, construcción sobre pilotis, planta baja libre, terraza jardín y un
ambiente diseñado a medida del hombre.
El diseño está basado en una constante confrontación
entre la racionalidad de la trama estructural, y las formas orgánicas y el
libre uso que adoptan los muros al no tener que soportar cargas.
La casa se encuentra en un sitio de 9 mts x 20 mts,
entre medianeros y frente a la Plaza Rivadavia, generando un diálogo entre el
contexto y la casa, a través de un parasol frente a la terraza de la fachada
norte, manteniendo la línea de edificación de las viviendas vecinas, pero
resaltando como una obra única para la época.
En cuanto a su distribución, el arquitecto consideró
los requerimientos del propietario. Dividió la casa en 2 volúmenes, donde uno
se planteó como el consultorio que da hacia la calle y el parque, y el otro
como la zona de vivienda que se orienta hacia el patio trasero a un área más
privada. Ambos volúmenes se articulan en torno al patio central y la rampa de
acceso, logrando que la casa funcione como un solo volumen virtual.
La rampa organiza las circulaciones interiores en una
“promenade” ascendente invitando a recorrer la casa verticalmente, donde los
espacios generan un juego interesante y dinámico de perspectivas. De esta
forma, además, genera una arritmia, y cambia el recorrido que acompaña desde el
exterior, dando a conocer este espacio “distinto”.
La riqueza espacial de esta particular vivienda, la
componen el vacío, el uso de transparencias, la superposición de planos
horizontales y verticales, espacios fragmentados, pero fluidos, las diversas
escalas entre el interior y el exterior, y demostraron a la vez una innovadora
manera de combinar forma y técnica en un solo proyecto de gran valor
arquitectónico.
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