viernes, 9 de febrero de 2018

EDIFICIOS INCLINADOS DE SANTOS...




Los que viajan por primera vez a la ciudad de Santos, al sur de Sao Paulo en Brasil, pensarán que el calor les está jugando una mala pasada cuando, mirando el perfil de la ciudad, le parezca ver a los edificios inclinándose en todas las direcciones, como si fueran a desplomarse de un momento a otro. No, no se trata de un espejismo: son los famosos edificios inclinados de Santos.
La explicación está bajo nuestros pies, en la peculiar composición del suelo de Santos: una capa de 7 metros de arena “flota” sobre un lecho de arcilla viscos ay resbaladiza de 30 ó 40 metros de espesor.


No es el terreno más adecuado para construir grandes edificios y estructuras pero eso no se supo hasta los años 60, cuando empezaron a aprobarse leyes especiales que exigían cimentaciones especialmente reforzadas para los nuevos edificios en construcción, cimentaciones que debían alcanzar los 50 metros de profundidad, donde se encuentra la roca madre.
Hasta entonces, cientos de edificios de diferentes alturas fueron levantados, los mismos que, después de años de movimientos subterráneos se han ido inclinando de manera amenazadora, emulando a la Torre de Pisa.
Por si eso no fuera ya suficientemente grave, resulta que la distancia entre estos edificios es a menudo muy escasa. Los habitantes de Santos comentan, medio en broma medio en serio, que el día que uno de estos edificios caiga desencadenará un efecto dominó que reducirá la ciudad a escombros. Pero no hay que preocuparse: los especialistas aseguran que los edificios, si llega el momento crítico, se desplomarían verticalmente. Santos sobrevivirá.
Estos edificios siguen siendo habitados, después del fracaso de los intentos de enderezarlos, que resultaron demasiado costosos. Hoy, hasta que suceda una catástrofe, son una peculiar atracción turística de la ciudad.

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