Pero no solo sigue siendo delicioso sino que comprar cultura y leer siempre es bueno si se tiene dinero para ello.
La Nochebuena en Islandia es para descubrir historias a través de la literatura. Es tradición en el país regalarse libros después de cenar y pasarse el resto de la noche leyendo "con un poco de calma y tranquilidad para disfrutar de la lectura", como cuenta a Verne Kristján Andri Stefánsson, embajador del país en Francia. "Para mí no hay Navidad sin alguna de las nuevas novelas que salen para esas fechas", dice.
El mercado literario está enfocado a estas fiestas. "El 70% de los títulos salen al mercado en los tres últimos meses antes de las Navidades", según Stefánsson. Hasta tienen un nombre para este fenómeno: el aluvión de libros de Navidad, lo que ellos llaman Jólabókaflóð.
En octubre se publica un catálogo con todos los nuevos títulos del año. Es el bókatíðindi, que distribuyen a todos los domicilios del país y también se puede consultar online. Según una encuesta de la Asociación de Editores facilitada por la Embajada, el 63% recibió libros en Nochebuena. De estos, a más del 48% le regalaron dos o más.
La tradición de los libros en Navidad viene de la Segunda Guerra Mundial, aunque para muchos islandeses como el embajador (que tiene 49 años), ya es algo de toda la vida. Jóhann Páll Valdimarsson, director de Forlagið, la mayor editorial del país, explicaba en una entrevista en The Reykjavík Grapevine que debido a las restricciones en las importaciones durante la guerra, comenzaron con la tradición de regalar libros, que se imprimían en el país.
"Cada año se publican entre 800 y 1.000 nuevos títulos, de ellos 70-80 son novelas de autores islandeses", según el embajador. La BBC publicó en 2013 que uno de cada 10 islandeses publicará un libro en su vida.
De cada título se imprimen unas mil copias, asegura Stefánsson. Con algunos autores muy conocidos, como el escritor de novela negra Arnaldur Indriðason, llegan a editarse unos 20.000 ejemplares. En un país con 320.000 habitantes, aunque sean ávidos lectores, hay quien se pregunta si no deberían imprimir menos.
El amor de Islandia por los libros le valió a su capital ser nombrada ciudad de literatura por la UNESCO en 2003. Ese año se instalaron en algunos bancos públicos códigos QR para que los ciudadanos puedan descargarse audiolibros en inglés o en islandés.
En esta foto que nos envía la Embajada, Stefánsson posa junto a la pila de títulos que han comprado en diciembre y el catálogo de novedades de este año. En 2014, solo un 13,3% de los encuestados por los editores no había leído ningún libro, pero las cifras de lectura de los islandeses coindicen con esa torre. Un 18,2% leyó uno o dos libros, un 20,9% entre tres y cinco, un 20,1% entre seis y siete, ¡un 15,6% entre 11 y 20 y un 11,8% más de 21!
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