Las familias que controlan el poder en España asentadas en unas oligarquías políticas y financieras, intactas como herencia del franquismo, constituyen un monopolio que se ha extendido por todas las instituciones del país.
El control es absoluto y directamente proporcional a la perdida de democracia hasta convertirla en un teatrillo de cartón piedra.
Traducido a una acción más mundana, viene a decir: concentrar todas las fuerzas que sean posible, dejando al margen distracciones innecesarias, para descargarlas sobre un punto débil del adversario. La dificultad consiste en encontrar ese Talón de Aquiles para poder machacarlo convenientemente.
La grieta por donde colar el reactor nuclear, puede estar y de hecho lo está, en la golfería de desatender las necesidades de la nación en una política de salvar, indiscriminadamente, a los bancos y cajas de ahorro.
Evidentemente, las presunciones no valen, ni las quejas al por mayor, ni las manifestaciones, cada uno a la suya, de colectivos afectados por una austeridad impuesta por designio divino. Se trata sólo de pagar deudas contraídas con los mercados financieros.
Nada vale, pero ¿Es lícita la deuda que se nos exige? Por aquí tendríamos que empezar.
Admito que el tema de la deuda se puede hacer cansino pero, en mi opinión, es realmente el que puede servir de palanca y portavoz exterior a favor de la ciudadanía ya que es demostrable, documentalmente, que a los españoles nos han levantado la camisa y hemos sido victimas de un engaño estratosférico por una camarilla de desalmados que ostentan el poder
Este inusitado invento del crecimiento sin límite es tan sólo una ilusión propia de la avaricia de los banqueros a los que no les importaba correr el riesgo que todo acabara en explosión nuclear con tal de que los bonus, primas, y recompensas les hicieran ricos. No obstante, antes que explotara el reactor de las finanzas, nuestros políticos tuvieron advertimiento que se iba a producir y no hicieron caso e hicieron oídos sordos para contentar a sus señores y continuar como si nada estuviera ocurriendo.
Afortunadamente, de esta cabronada ha quedado documentación escrita.
El 2005 la Asociación de Inspectores de Entidades de Crédito del Banco de España (AIECA) dirigió una carta al gobierno y al gobernador del Banco de España y en 2006 un detallado informe con el fin de que se tomaran medidas urgentes para reconducir la situación
“de forma que se consiga evitar, en lo posible, que las consecuencias de los errores cometidos por las entidades al conceder sus operaciones acaben siendo transferidas, de una manera u otra, a la Sociedad en su conjunto”.
El documento, a ésta altura de acontecimientos, tiene un valor incalculable.
No deja de ser curioso el origen del tema recurrente de las deudas odiosas, ilegitimas e inválidas que como doctrina fue establecida en 1898 cuando el Gobierno de Estados Unidos se resistió a reconocer las deudas de Cuba con España para la realización de la Guerra Hispano Americana. Desde entonces varios países han recurrido a la nulidad de la deuda externa una vez que se han liberado de sus gobernantes corruptos.
Es entonces la corrupción y la impunidad la que originan deudas públicas que pertenecían a deudas privadas en España se ha dado la mayor socialización de pérdidas de toda la historia. La deuda odiosa es la vía directa para sojuzgar al pueblo e impulsar, sin remedio, políticas ultraconservadoras que justifican el “no hay dinero” para educación, sanidad, impulso económico y un largo etcétera a pesar del extraordinario potencial de crecimiento de España: millones de jóvenes más que preparados y con unas ganas locas de trabajar, una masa laboral, que una vez que le ha visto las orejas al lobo, esta dispuesta a tirar del carro y así podía seguir hasta completar la página.
¿Cuál es entonces el palo en la rueda? El palo es un rescate bancario inútil e innecesario impulsado por unas oligarquías políticas y financieras que han asaltado el poder estableciendo monopolios que nos imponen los precios de los servicios esenciales más elevados de Europa.
¿Qué tal le sienta al cuerpo saber que el déficit de la tarifa eléctrica es una monumental estafa y el día uno de enero suben otra vez la luz? Alguna explicación se puede encontrar a este desquicio. Ver Políticos bajo sospecha o delincuentes habituales en los archivos del mes de octubre. La corrupción es evidente y los mangantes se sientes impunes mientras cada día aprietan las clavijas al populacho ¿Hay alguien que piense que esto puede acabar bien?
Para la cruzada que se nos presenta tenemos que tener las ideas muy claras, de lo contrario, las dudas y el miedo nos paralizan.
Vamos a situar las cosas en su sitio: es el caballo que tira del carro y no al contrario, tanto es así que el déficit público y en endeudamiento no son a causa de la crisis sino su consecuencia. El déficit público es un peso muerto, como el carro, la crisis, como el caballo, tiran del endeudamiento. Entonces, queda claro que mientras no se resuelva las causas que provocan la crisis se irá generando endeudamiento.
El gobierno no hace nada para atajar la crisis, no incentiva la producción, el trabajo, el desarrollo; tan sólo recorta gastos indiscriminadamente llevando el país a hacer puñetas y las cuentas del Estado a la ruina.
Hablando en plata, se hace la “cuenta de la vieja” la forma más sencilla de sacar una cuenta y poder concluir que nos toman el pelo. Antes de entrar en el meollo unas definiciones, esta de Stiglitz, premio Nobel de Economía: “cuando el Estado gasta más de lo que recibe en impuestos y otros ingresos en un año cualquiera tiene un déficit presupuestario, que suele denominarse déficit fiscal”.
Queda claro, de nuevo Stiglitz explica el siguiente paso así: “Cuando el Estado incurre en un déficit, debe endeudarse para pagar la diferencia entre sus gastos y sus ingresos. Cuando incurre en un déficit año tras año, debe endeudarse año tras año. El valor acumulado de este endeudamiento es la deuda pública, es decir, lo que debe al estado”.
Sigamos adelante en aquello que interesa; conocer la legitimidad de la deuda, en cuanto que cumpla o no el fin asignado de financiación del déficit público: “Se considera “deuda ilegítima” a efectos del presente informe aquella deuda pública emitida por la Administración Central del Estado cuyos fondos se destinan no a sufragar gastos operativos corrientes o de capital, sino a ser nuevamente prestados a terceros”.
Una puntualización sobre este párrafo, el inspector de Hacienda con benevolencia menciona “prestados” pero entre nosotros, que ya nos conocemos, convendría sustituirlo por “regalados” y “a terceros” por “a los bancos”.
Hecha esta necesaria matización continua el informe “Si el Estado no obtiene beneficio porque presta a un tipo inferior o sin interés, como sucede con préstamos al sector privado o a empresas públicas, la deuda es ilegítima porque carga los intereses de su endeudamiento, como gastos financieros que forman parte del déficit público, desvían recursos hacia otros aspectos más necesarios (Sanidad, Educación…) y justifican las políticas de recortes por déficit excesivo” …..”Si el Estado, obtenga o no beneficios del primer tipo (presta a mayor tipo del que recibe el dinero) no espera razonablemente recuperar el dinero prestado, como sucede con el sector bancario, la deuda es ilegítima porque no está cubriendo un préstamo”.
Es aquí cuando tenemos la confirmación de esplendoroso “regalo”.
pena grande...pero salvable...ante los ojos del pueblo.
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