De suma importancia es el hecho en sí de fiarnos de quien nos vende un producto de 100€ a 35€.
No existen las gangas ya que nadie va a perder dinero....un producto que vale ese dinero cuando lo normal por su calidad es la otra cantidad...evidentemente es dañino..
MUCHO OJO¡¡¡¡¡
mirad lo que pasa si compramos gafas de sol en los CHINOS o en los TOP MANTA...
Por favor, las gafas dejadlas en manos de profesionales de la visión...
EN ÓPTICAS SIEMPRE¡¡¡¡¡¡
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sábado, 28 de septiembre de 2013
viernes, 27 de septiembre de 2013
STEPHEN HAWKING....UN HONOR Y UN RESPETO
Stephen Hawking: “Nunca he querido sentir pena de mí mismo”
“Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”
La enfermedad que sufre avanza y aumenta la dificultad para comunicarse. Pero nada le impide charlar con el planeta...
Acaba de presentar sus memorias y el Festival de Cine de Cambridge ha proyectado un ‘biopic’ sobre su vida.
En el primer piso del Centro para las Ciencias Matemáticas de Cambridge, una puerta sobresale en la confusa coreografía del sinfín de oficinas idénticas. Aún se aprecian en ella cuatro pequeños agujeros en los que, hasta hace poco, otros tantos tornillos sostenían una discreta placa dorada con caracteres negros grabados en tipografía clásica que decían “Lucasian Professor”. El mismo rótulo había sido atornillado, en 1669, en la entrada del despacho de un veinteañero llamado Isaac Newton. Desde entonces, ser el titular de la Cátedra Lucasiana se ha convertido en una distinción legendaria que han compartido gigantes de la ciencia como quien me espera al otro lado de la puerta, Stephen Hawking.
Al entrar en su despacho lo encontré frente a su escritorio, recién llegado. El primer contacto visual tuvo un ingrediente inesperado. El científico más célebre de nuestro tiempo tenía enfundadas unas gafas muy oscuras. Ante mi inocultable extrañeza, Jonathan Wood, el asistente técnico que custodia con celo su sistema de comunicación, señalando la cegadora claridad que se colaba por los amplios ventanales, se apresuró a aclarar: “Las necesita para poder utilizar el sistema de comunicación”.
Mucho se ha escrito sobre su vida y llegó el momento de hacerlo él mismo. La semana pasada presentó sus memorias, My brief history (Mi breve historia), editadas por Random House, y el jueves se le esperaba en el Festival de Cine de Cambridge para la proyección de Hawking, un biopic sobre su vida que cuenta con su colaboración en el guion, estrenado al día siguiente en todo Reino Unido. Dos proyectos autobiográficos que lo devuelven al centro de la escena. ¿Hace falta mejor excusa para hablar con él?
Hawking padece desde los 21 años una esclerosis lateral amiotrófica que le ha inmovilizado progresivamente casi todo el cuerpo. A pesar de ello, sus hallazgos le colocan entre los más grandes físicos teóricos de la segunda mitad del siglo XX. Los aspectos teóricos más importantes que conocemos sobre el origen del universo y los agujeros negros han sido obra suya. Desolado ante el pronóstico de dos años de vida con el que se encontró al llegar a Cambridge, se apoyó en tres pilares: el amor de Jane Wilde, el incentivo intelectual de Roger Penrose y, no menos importante, su indómita y obstinada rebeldía, que le llevó a enfrentarse a la autoridad académica del momento, Fred Hoyle, principal crítico de la entonces denostada hipótesis del Big Bang. En un artículo escrito con Penrose casi íntegramente por teléfono demostraron matemáticamente que eventos en los que el espacio y el tiempo nacen o mueren son sencillamente inevitables en la teoría de la relatividad general. Poco tiempo antes, Penzias y Wilson habían descubierto accidentalmente que el universo emitía radiación térmica, indicio de que en el pasado debía haber sido cada vez más pequeño y caliente.
El Big Bang, como fruto de este teorema y estas observaciones, se convirtió en una teoría científica. Pero sus contribuciones más características tienen que ver con los agujeros negros, criaturas fantásticas del bestiario universal cuya atracción gravitatoria es tan intensa que ni la luz puede escapar. Ya confinado en una silla de ruedas, Hawking descubrió que estos debían tener entropía, un concepto estadístico asociado a sistemas compuestos. Pero, a diferencia de todos los sistemas conocidos, esta residía en su frontera, como si la información de la materia engullida por este monstruo voraz quedara registrada en una superficie imaginaria que lo rodea. Dedujo que los agujeros negros deben tener temperatura y, como todo sistema caliente, emitir radiación. Las aportaciones teóricas de Hawking dieron entidad a estas criaturas que, al radiar, eventualmente se evaporarían, llevándose consigo todo lo deglutido. Esto lleva a problemas conceptuales que aún tienen a mal traer a los físicos y que parecen encerrar la clave de una comprensión más profunda de la naturaleza.
Ninguna de sus predicciones ha podido ser comprobada. Más fríos que el espacio exterior, es imposible detectar la emisión térmica de los agujeros negros. Esto no quiere decir que no haya sólidas evidencias de su existencia: las estrellas que habitan en las inmediaciones del centro de la Vía Láctea, por ejemplo, describen órbitas muy pronunciadas alrededor de un punto en el que los telescopios no ven nada. Esta es la razón por la que no ha ganado el Nobel. Ha sido galardonado, no obstante, con una distinción más prestigiosa, la Medalla Copley, el premio científico más antiguo. Mientras que el Nobel premia cada año a entre seis y nueve científicos, la Copley se concede a una sola persona. La han ganado Darwin, Franklin, Einstein o Pasteur. Cuando fue difícil inclinarse por un candidato, como en 1838, la compartieron Faraday y Gauss. Hawking la recibió en 2006.
Hace tres décadas se propuso escribir un libro que explicara la física de frontera al gran público. Habituado al uso de un lenguaje metafórico y cargado de imágenes en sus charlas, se sentía preparado para solventar la enorme distancia que separa la física moderna del ciudadano de a pie. El proceso de escritura fue lento y se vio dificultado por una neumonía que lo puso al borde de la muerte. Fue necesaria una traqueotomía para salvarlo. Desde entonces quedó mudo. A pesar de ello, en 1988 salió Una breve historia del tiempo, que catapultó la divulgación científica a la categoría de best seller. El impacto que tuvo sobre la vocación de miles de jóvenes es incalculable.
Lo saludé, me senté a su lado y me observó con atención. El efecto que producen sus ojos claros al posarse sobre los nuestros, realzado por la quietud del resto de su cuerpo, es sobrecogedor. En ese momento, uno tiene la certeza de que él está con uno. Es un breve instante de comunión, de conexión intensa. Hawking se comunica a través de un ordenador integrado a su silla de ruedas y un programa especial con el que arma frases finalmente emitidas por un sintetizador, con una distintiva voz metálica y acento estadounidense. No ha querido saber nada con la posibilidad de mejorar la calidad del sintetizador o modificar el acento. “Esta es mi voz”, sostiene con lógica aplastante.
Hasta comienzos de la década pasada podía mover los dedos con suficiente agilidad como para manipular un ratón. Pero al perder movilidad hubo que recurrir al reconocimiento facial. Su anterior asistente, Sam Blackburn, diseñó un detector que sobresale de sus gafas como un minúsculo flexo, registrando el movimiento de su mejilla. Al depender de una única acción, el nuevo sistema le impedía navegar en la pantalla como lo hacía hasta entonces. La velocidad de escritura cayó en picado, hasta la palabra por minuto. Han explorado sin éxito toda clase de alternativas, desde el escaneo cerebral hasta el seguimiento ocular, pasando por un sofisticado monitoreo de su rostro que aproveche toda su gestualidad.
En el ángulo superior derecho de la pantalla hay dos cuadrados pequeños. En el superior tiene las letras del alfabeto, en cuatro grupos de siete. En el inferior, los números y algunas teclas de función. Un cursor pestañea realizando una danza perpetua sobre esos cuadrados. Cuando el flexo detecta un movimiento del maxilar que repercute en su mejilla, activa un clic. El cursor se queda en el cuadrado seleccionado y empieza a recorrer acompasadamente las distintas líneas. Una vez elegida una, recorre cada letra o signo. Cuando comienza a escribir, se abre una ventana, pegada a las anteriores, con diez palabras sugeridas, numeradas. Si se equivoca, debe esperar a que el cursor reinicie su danza imperecedera para dirigirlo hacia el icono de borrado.
Cuando uno habla con él, lo habitual es ponerse a su lado, viendo la pantalla del ordenador. Muchas veces, la lectura de la primera mitad de una frase preanuncia inequívocamente el final. Sin embargo, continúa su titánico esfuerzo hasta acabarla. Recordamos su visita a Santiago de Compostela en 2008. A pesar de las dificultades que conlleva el momento de la comida, allí asoma su obstinada determinación. No dejó marisco sin probar y se aseguró de comer pulpo y percebes hasta el hartazgo. Mi inocultable acento argentino nos llevó a recordar su gusto por la carne y el tango, “… y el Papa. Soy miembro de la Academia Pontificia de Ciencias y espero verlo en la próxima reunión”. No sé si me sorprendió más que tuviera presente al Papa o que un agnóstico hubiera optado por esta referencia, pudiendo recurrir a otras.
Quizá por una cuestión de fatiga muscular se le entrecierran los párpados, en un movimiento involuntario que interfiere con su sistema de comunicación y le induce al error. Aprovecha su gestualidad limitada de sutiles movimientos, imperceptibles para quien no está habituado a ellos, para comunicarse con su gente. Para poder asentir o disentir rápidamente, o cuando no está en su silla de ruedas. Allí recurre también al método que utilizaba antes de disponer de un ordenador, el reconocimiento de las palabras, letra por letra, en una cartulina. La rigidez de su rostro se borra de manera explosiva cuando ríe. Quienes conocen su sentido del humor logran su carcajada con inusitada facilidad. En esos momentos, al igual que al sostener la mirada, asoma en toda su plenitud el ser humano que yace en las profundidades de su cuerpo inmóvil.
Stephen Hawking ha convertido en un hábito el apostar con sus colegas por alguna predicción científica. Con una particularidad: jamás ha ganado. La última, cuando apostó contra la existencia del bosón de Higgs. Siempre tuve la impresión de que tiene por sistema apostar contra lo que considera más probable. Como si desafiara a la naturaleza a tomar una senda inesperada, empujado por su obstinada rebeldía y su espíritu provocador. Lo comento y parece asentir con una muda carcajada.
Su espíritu lúdico es extraordinario. Parece muy orgulloso de su presencia en Los Simpson, a juzgar por los muñequitos en su despacho. También de su participación en Star Trek y The Big Bang theory. Hace pocas semanas participó por videoconferencia en la Comic-Con de San Diego, anunciando que no podía estar allí porque de camino había pinchado. Su presencia en la cultura popular es icónica. Sus charlas siempre contienen momentos llenos de gracia que él disfruta demorando el silencio propio para escuchar las risas del público.
Si su conexión con el universo abstracto de la física teórica es milagrosa, no lo es menos su preocupación por asuntos sociales que uno podría suponerle remotos. Su compromiso social y político puede apreciarse en algunas de sus declaraciones y también en sus elegidos silencios. Es un férreo defensor de la sanidad pública y de la necesidad de invertir en investigación científica. Se define ideológicamente como socialista, lo que no le impidió manifestar su firme rechazo a la guerra de Irak impulsada por Tony Blair. “El futuro de la humanidad y de la vida en la Tierra es muy incierto. Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”.
A principios de mayo se vio envuelto en una polémica. Había aceptado una invitación a participar en una conferencia organizada bajo el auspicio de Simón Peres en Jerusalén. Envió una carta a los organizadores anunciando que declinaba su participación, tras consultar a científicos palestinos que había conocido en Ramala en 2006. La carta trascendió a la prensa y la plataforma Boicot, Desinversión y Sanciones señaló que Hawking se había adherido a su causa. Las críticas arreciaron de inmediato. Nadie se detuvo a leer su declaración en el contexto que supone el pacifismo militante de alguien que, además, ha visitado Israel en diversas ocasiones, ha recibido su máxima distinción científica y mantiene estrechos vínculos con sus investigadores. Alguien que nunca se adheriría a boicoteos que representan la negación del diálogo. Hawking dedicó, con conmovedor esmero, tres cuartos de hora a explicarme su posición, que, en definitiva, busca contribuir a su restablecimiento. “Yo iba a ir a Israel con la condición de dar una conferencia en Cisjordania porque siento que las universidades palestinas necesitan contactos con el mundo exterior, pero todos los académicos palestinos me dijeron que debía respaldar el boicoteo. Sentí mucho no haber ido. Si lo hubiera hecho, habría dicho que Israel necesita hablar con los palestinos y con Hamás, como Reino Unido hizo con el IRA. No haces la paz hablando con los amigos, sino con los enemigos. Estoy feliz de que las conversaciones de paz estén ahora retomándose. Si esto hubiera ocurrido antes, yo habría ido a Israel”.
Su relación con la discapacidad ha cambiado con los años. Durante tiempo fue reacio a que se lo identificara con ella. Desafiante, se diría, le dio la espalda y optó por ignorarla. “Nunca he querido sentir pena de mí mismo”. Impresiona la dignidad y fuerza de voluntad con las que lleva adelante su vida. “Quiero hacer las cosas de la mejor manera posible. Siempre he intentado sobreponerme a las limitaciones de mi condición y llevar una vida lo más plena posible. Soy más feliz ahora que antes de desarrollar la enfermedad”. Con el correr de los años, la creciente dependencia de cuidadores y la consciencia de su privilegiada posición, se convirtió en voz de referencia en la lucha por la integración de las personas discapacitadas. Aceptó con orgullo la solicitud de participar en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Londres. “Los Juegos han mostrado que los atletas discapacitados son como cualquier otro y deberían ayudar a que la gente con alguna discapacidad sea aceptada. Creo que la ciencia debe hacer todo lo posible para prevenir o curar las discapacidades. Nadie quiere serlo, si puede evitarse. Espero que mi ejemplo dé ánimo y esperanza a otros que estén en situaciones similares para que nunca se rindan”.
Su postración le confiere cierto aire atemporal. Uno olvida con facilidad su edad. El año pasado, quien debió morir antes de los 25 celebró su cumpleaños número 70. La cena tuvo lugar en el imponente comedor del Trinity College, el más distinguido de la Universidad de Cambridge, con 32 premios Nobel y figuras como lord Byron, Nabokov, Russell y Wittgenstein entre sus antiguos miembros. El único invitado al que el riguroso esmoquin le quedaba como un guante era Daniel Craig; no lucía extraño ataviado como James Bond. El principal ausente de la cena fue el agasajado, por problemas de salud. Estuvo su madre, Isobel, con quien mantuvo una relación muy cercana hasta que falleciera, hace pocos meses, a los 98 años.
Nos mudamos al Potter room, punto neurálgico del departamento de matemática aplicada y física teórica. Las lámparas están apagadas y las ventanas laterales producen un juego onírico de luces y sombras en su rostro. Hawking parece estar a gusto posando y dejándose llevar por los comentarios risueños que a menudo convocan su risa franca y su mirada atenta. Luego las voces se apagan y el científico más famoso del planeta vuelve a centrarse en la pantalla de su ordenador, señal inequívoca de que sus pensamientos transitan los pliegues de la urdimbre del tiempo y el espacio.
“Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”
La enfermedad que sufre avanza y aumenta la dificultad para comunicarse. Pero nada le impide charlar con el planeta...
Acaba de presentar sus memorias y el Festival de Cine de Cambridge ha proyectado un ‘biopic’ sobre su vida.
En el primer piso del Centro para las Ciencias Matemáticas de Cambridge, una puerta sobresale en la confusa coreografía del sinfín de oficinas idénticas. Aún se aprecian en ella cuatro pequeños agujeros en los que, hasta hace poco, otros tantos tornillos sostenían una discreta placa dorada con caracteres negros grabados en tipografía clásica que decían “Lucasian Professor”. El mismo rótulo había sido atornillado, en 1669, en la entrada del despacho de un veinteañero llamado Isaac Newton. Desde entonces, ser el titular de la Cátedra Lucasiana se ha convertido en una distinción legendaria que han compartido gigantes de la ciencia como quien me espera al otro lado de la puerta, Stephen Hawking.
Al entrar en su despacho lo encontré frente a su escritorio, recién llegado. El primer contacto visual tuvo un ingrediente inesperado. El científico más célebre de nuestro tiempo tenía enfundadas unas gafas muy oscuras. Ante mi inocultable extrañeza, Jonathan Wood, el asistente técnico que custodia con celo su sistema de comunicación, señalando la cegadora claridad que se colaba por los amplios ventanales, se apresuró a aclarar: “Las necesita para poder utilizar el sistema de comunicación”.
Mucho se ha escrito sobre su vida y llegó el momento de hacerlo él mismo. La semana pasada presentó sus memorias, My brief history (Mi breve historia), editadas por Random House, y el jueves se le esperaba en el Festival de Cine de Cambridge para la proyección de Hawking, un biopic sobre su vida que cuenta con su colaboración en el guion, estrenado al día siguiente en todo Reino Unido. Dos proyectos autobiográficos que lo devuelven al centro de la escena. ¿Hace falta mejor excusa para hablar con él?
Hawking padece desde los 21 años una esclerosis lateral amiotrófica que le ha inmovilizado progresivamente casi todo el cuerpo. A pesar de ello, sus hallazgos le colocan entre los más grandes físicos teóricos de la segunda mitad del siglo XX. Los aspectos teóricos más importantes que conocemos sobre el origen del universo y los agujeros negros han sido obra suya. Desolado ante el pronóstico de dos años de vida con el que se encontró al llegar a Cambridge, se apoyó en tres pilares: el amor de Jane Wilde, el incentivo intelectual de Roger Penrose y, no menos importante, su indómita y obstinada rebeldía, que le llevó a enfrentarse a la autoridad académica del momento, Fred Hoyle, principal crítico de la entonces denostada hipótesis del Big Bang. En un artículo escrito con Penrose casi íntegramente por teléfono demostraron matemáticamente que eventos en los que el espacio y el tiempo nacen o mueren son sencillamente inevitables en la teoría de la relatividad general. Poco tiempo antes, Penzias y Wilson habían descubierto accidentalmente que el universo emitía radiación térmica, indicio de que en el pasado debía haber sido cada vez más pequeño y caliente.
El Big Bang, como fruto de este teorema y estas observaciones, se convirtió en una teoría científica. Pero sus contribuciones más características tienen que ver con los agujeros negros, criaturas fantásticas del bestiario universal cuya atracción gravitatoria es tan intensa que ni la luz puede escapar. Ya confinado en una silla de ruedas, Hawking descubrió que estos debían tener entropía, un concepto estadístico asociado a sistemas compuestos. Pero, a diferencia de todos los sistemas conocidos, esta residía en su frontera, como si la información de la materia engullida por este monstruo voraz quedara registrada en una superficie imaginaria que lo rodea. Dedujo que los agujeros negros deben tener temperatura y, como todo sistema caliente, emitir radiación. Las aportaciones teóricas de Hawking dieron entidad a estas criaturas que, al radiar, eventualmente se evaporarían, llevándose consigo todo lo deglutido. Esto lleva a problemas conceptuales que aún tienen a mal traer a los físicos y que parecen encerrar la clave de una comprensión más profunda de la naturaleza.
Ninguna de sus predicciones ha podido ser comprobada. Más fríos que el espacio exterior, es imposible detectar la emisión térmica de los agujeros negros. Esto no quiere decir que no haya sólidas evidencias de su existencia: las estrellas que habitan en las inmediaciones del centro de la Vía Láctea, por ejemplo, describen órbitas muy pronunciadas alrededor de un punto en el que los telescopios no ven nada. Esta es la razón por la que no ha ganado el Nobel. Ha sido galardonado, no obstante, con una distinción más prestigiosa, la Medalla Copley, el premio científico más antiguo. Mientras que el Nobel premia cada año a entre seis y nueve científicos, la Copley se concede a una sola persona. La han ganado Darwin, Franklin, Einstein o Pasteur. Cuando fue difícil inclinarse por un candidato, como en 1838, la compartieron Faraday y Gauss. Hawking la recibió en 2006.
Hace tres décadas se propuso escribir un libro que explicara la física de frontera al gran público. Habituado al uso de un lenguaje metafórico y cargado de imágenes en sus charlas, se sentía preparado para solventar la enorme distancia que separa la física moderna del ciudadano de a pie. El proceso de escritura fue lento y se vio dificultado por una neumonía que lo puso al borde de la muerte. Fue necesaria una traqueotomía para salvarlo. Desde entonces quedó mudo. A pesar de ello, en 1988 salió Una breve historia del tiempo, que catapultó la divulgación científica a la categoría de best seller. El impacto que tuvo sobre la vocación de miles de jóvenes es incalculable.
Lo saludé, me senté a su lado y me observó con atención. El efecto que producen sus ojos claros al posarse sobre los nuestros, realzado por la quietud del resto de su cuerpo, es sobrecogedor. En ese momento, uno tiene la certeza de que él está con uno. Es un breve instante de comunión, de conexión intensa. Hawking se comunica a través de un ordenador integrado a su silla de ruedas y un programa especial con el que arma frases finalmente emitidas por un sintetizador, con una distintiva voz metálica y acento estadounidense. No ha querido saber nada con la posibilidad de mejorar la calidad del sintetizador o modificar el acento. “Esta es mi voz”, sostiene con lógica aplastante.
Hasta comienzos de la década pasada podía mover los dedos con suficiente agilidad como para manipular un ratón. Pero al perder movilidad hubo que recurrir al reconocimiento facial. Su anterior asistente, Sam Blackburn, diseñó un detector que sobresale de sus gafas como un minúsculo flexo, registrando el movimiento de su mejilla. Al depender de una única acción, el nuevo sistema le impedía navegar en la pantalla como lo hacía hasta entonces. La velocidad de escritura cayó en picado, hasta la palabra por minuto. Han explorado sin éxito toda clase de alternativas, desde el escaneo cerebral hasta el seguimiento ocular, pasando por un sofisticado monitoreo de su rostro que aproveche toda su gestualidad.
En el ángulo superior derecho de la pantalla hay dos cuadrados pequeños. En el superior tiene las letras del alfabeto, en cuatro grupos de siete. En el inferior, los números y algunas teclas de función. Un cursor pestañea realizando una danza perpetua sobre esos cuadrados. Cuando el flexo detecta un movimiento del maxilar que repercute en su mejilla, activa un clic. El cursor se queda en el cuadrado seleccionado y empieza a recorrer acompasadamente las distintas líneas. Una vez elegida una, recorre cada letra o signo. Cuando comienza a escribir, se abre una ventana, pegada a las anteriores, con diez palabras sugeridas, numeradas. Si se equivoca, debe esperar a que el cursor reinicie su danza imperecedera para dirigirlo hacia el icono de borrado.
Cuando uno habla con él, lo habitual es ponerse a su lado, viendo la pantalla del ordenador. Muchas veces, la lectura de la primera mitad de una frase preanuncia inequívocamente el final. Sin embargo, continúa su titánico esfuerzo hasta acabarla. Recordamos su visita a Santiago de Compostela en 2008. A pesar de las dificultades que conlleva el momento de la comida, allí asoma su obstinada determinación. No dejó marisco sin probar y se aseguró de comer pulpo y percebes hasta el hartazgo. Mi inocultable acento argentino nos llevó a recordar su gusto por la carne y el tango, “… y el Papa. Soy miembro de la Academia Pontificia de Ciencias y espero verlo en la próxima reunión”. No sé si me sorprendió más que tuviera presente al Papa o que un agnóstico hubiera optado por esta referencia, pudiendo recurrir a otras.
Quizá por una cuestión de fatiga muscular se le entrecierran los párpados, en un movimiento involuntario que interfiere con su sistema de comunicación y le induce al error. Aprovecha su gestualidad limitada de sutiles movimientos, imperceptibles para quien no está habituado a ellos, para comunicarse con su gente. Para poder asentir o disentir rápidamente, o cuando no está en su silla de ruedas. Allí recurre también al método que utilizaba antes de disponer de un ordenador, el reconocimiento de las palabras, letra por letra, en una cartulina. La rigidez de su rostro se borra de manera explosiva cuando ríe. Quienes conocen su sentido del humor logran su carcajada con inusitada facilidad. En esos momentos, al igual que al sostener la mirada, asoma en toda su plenitud el ser humano que yace en las profundidades de su cuerpo inmóvil.
Stephen Hawking ha convertido en un hábito el apostar con sus colegas por alguna predicción científica. Con una particularidad: jamás ha ganado. La última, cuando apostó contra la existencia del bosón de Higgs. Siempre tuve la impresión de que tiene por sistema apostar contra lo que considera más probable. Como si desafiara a la naturaleza a tomar una senda inesperada, empujado por su obstinada rebeldía y su espíritu provocador. Lo comento y parece asentir con una muda carcajada.
Su espíritu lúdico es extraordinario. Parece muy orgulloso de su presencia en Los Simpson, a juzgar por los muñequitos en su despacho. También de su participación en Star Trek y The Big Bang theory. Hace pocas semanas participó por videoconferencia en la Comic-Con de San Diego, anunciando que no podía estar allí porque de camino había pinchado. Su presencia en la cultura popular es icónica. Sus charlas siempre contienen momentos llenos de gracia que él disfruta demorando el silencio propio para escuchar las risas del público.
Si su conexión con el universo abstracto de la física teórica es milagrosa, no lo es menos su preocupación por asuntos sociales que uno podría suponerle remotos. Su compromiso social y político puede apreciarse en algunas de sus declaraciones y también en sus elegidos silencios. Es un férreo defensor de la sanidad pública y de la necesidad de invertir en investigación científica. Se define ideológicamente como socialista, lo que no le impidió manifestar su firme rechazo a la guerra de Irak impulsada por Tony Blair. “El futuro de la humanidad y de la vida en la Tierra es muy incierto. Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”.
A principios de mayo se vio envuelto en una polémica. Había aceptado una invitación a participar en una conferencia organizada bajo el auspicio de Simón Peres en Jerusalén. Envió una carta a los organizadores anunciando que declinaba su participación, tras consultar a científicos palestinos que había conocido en Ramala en 2006. La carta trascendió a la prensa y la plataforma Boicot, Desinversión y Sanciones señaló que Hawking se había adherido a su causa. Las críticas arreciaron de inmediato. Nadie se detuvo a leer su declaración en el contexto que supone el pacifismo militante de alguien que, además, ha visitado Israel en diversas ocasiones, ha recibido su máxima distinción científica y mantiene estrechos vínculos con sus investigadores. Alguien que nunca se adheriría a boicoteos que representan la negación del diálogo. Hawking dedicó, con conmovedor esmero, tres cuartos de hora a explicarme su posición, que, en definitiva, busca contribuir a su restablecimiento. “Yo iba a ir a Israel con la condición de dar una conferencia en Cisjordania porque siento que las universidades palestinas necesitan contactos con el mundo exterior, pero todos los académicos palestinos me dijeron que debía respaldar el boicoteo. Sentí mucho no haber ido. Si lo hubiera hecho, habría dicho que Israel necesita hablar con los palestinos y con Hamás, como Reino Unido hizo con el IRA. No haces la paz hablando con los amigos, sino con los enemigos. Estoy feliz de que las conversaciones de paz estén ahora retomándose. Si esto hubiera ocurrido antes, yo habría ido a Israel”.
Su relación con la discapacidad ha cambiado con los años. Durante tiempo fue reacio a que se lo identificara con ella. Desafiante, se diría, le dio la espalda y optó por ignorarla. “Nunca he querido sentir pena de mí mismo”. Impresiona la dignidad y fuerza de voluntad con las que lleva adelante su vida. “Quiero hacer las cosas de la mejor manera posible. Siempre he intentado sobreponerme a las limitaciones de mi condición y llevar una vida lo más plena posible. Soy más feliz ahora que antes de desarrollar la enfermedad”. Con el correr de los años, la creciente dependencia de cuidadores y la consciencia de su privilegiada posición, se convirtió en voz de referencia en la lucha por la integración de las personas discapacitadas. Aceptó con orgullo la solicitud de participar en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Londres. “Los Juegos han mostrado que los atletas discapacitados son como cualquier otro y deberían ayudar a que la gente con alguna discapacidad sea aceptada. Creo que la ciencia debe hacer todo lo posible para prevenir o curar las discapacidades. Nadie quiere serlo, si puede evitarse. Espero que mi ejemplo dé ánimo y esperanza a otros que estén en situaciones similares para que nunca se rindan”.
Su postración le confiere cierto aire atemporal. Uno olvida con facilidad su edad. El año pasado, quien debió morir antes de los 25 celebró su cumpleaños número 70. La cena tuvo lugar en el imponente comedor del Trinity College, el más distinguido de la Universidad de Cambridge, con 32 premios Nobel y figuras como lord Byron, Nabokov, Russell y Wittgenstein entre sus antiguos miembros. El único invitado al que el riguroso esmoquin le quedaba como un guante era Daniel Craig; no lucía extraño ataviado como James Bond. El principal ausente de la cena fue el agasajado, por problemas de salud. Estuvo su madre, Isobel, con quien mantuvo una relación muy cercana hasta que falleciera, hace pocos meses, a los 98 años.
Nos mudamos al Potter room, punto neurálgico del departamento de matemática aplicada y física teórica. Las lámparas están apagadas y las ventanas laterales producen un juego onírico de luces y sombras en su rostro. Hawking parece estar a gusto posando y dejándose llevar por los comentarios risueños que a menudo convocan su risa franca y su mirada atenta. Luego las voces se apagan y el científico más famoso del planeta vuelve a centrarse en la pantalla de su ordenador, señal inequívoca de que sus pensamientos transitan los pliegues de la urdimbre del tiempo y el espacio.
Stephen Hawking: “Nunca he querido sentir pena de mí mismo”
“Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”
La enfermedad que sufre avanza y aumenta la dificultad para comunicarse. Pero nada le impide charlar con el planeta...
Acaba de presentar sus memorias y el Festival de Cine de Cambridge ha proyectado un ‘biopic’ sobre su vida.
En el primer piso del Centro para las Ciencias Matemáticas de Cambridge, una puerta sobresale en la confusa coreografía del sinfín de oficinas idénticas. Aún se aprecian en ella cuatro pequeños agujeros en los que, hasta hace poco, otros tantos tornillos sostenían una discreta placa dorada con caracteres negros grabados en tipografía clásica que decían “Lucasian Professor”. El mismo rótulo había sido atornillado, en 1669, en la entrada del despacho de un veinteañero llamado Isaac Newton. Desde entonces, ser el titular de la Cátedra Lucasiana se ha convertido en una distinción legendaria que han compartido gigantes de la ciencia como quien me espera al otro lado de la puerta, Stephen Hawking.
Al entrar en su despacho lo encontré frente a su escritorio, recién llegado. El primer contacto visual tuvo un ingrediente inesperado. El científico más célebre de nuestro tiempo tenía enfundadas unas gafas muy oscuras. Ante mi inocultable extrañeza, Jonathan Wood, el asistente técnico que custodia con celo su sistema de comunicación, señalando la cegadora claridad que se colaba por los amplios ventanales, se apresuró a aclarar: “Las necesita para poder utilizar el sistema de comunicación”.
Mucho se ha escrito sobre su vida y llegó el momento de hacerlo él mismo. La semana pasada presentó sus memorias, My brief history (Mi breve historia), editadas por Random House, y el jueves se le esperaba en el Festival de Cine de Cambridge para la proyección de Hawking, un biopic sobre su vida que cuenta con su colaboración en el guion, estrenado al día siguiente en todo Reino Unido. Dos proyectos autobiográficos que lo devuelven al centro de la escena. ¿Hace falta mejor excusa para hablar con él?
Hawking padece desde los 21 años una esclerosis lateral amiotrófica que le ha inmovilizado progresivamente casi todo el cuerpo. A pesar de ello, sus hallazgos le colocan entre los más grandes físicos teóricos de la segunda mitad del siglo XX. Los aspectos teóricos más importantes que conocemos sobre el origen del universo y los agujeros negros han sido obra suya. Desolado ante el pronóstico de dos años de vida con el que se encontró al llegar a Cambridge, se apoyó en tres pilares: el amor de Jane Wilde, el incentivo intelectual de Roger Penrose y, no menos importante, su indómita y obstinada rebeldía, que le llevó a enfrentarse a la autoridad académica del momento, Fred Hoyle, principal crítico de la entonces denostada hipótesis del Big Bang. En un artículo escrito con Penrose casi íntegramente por teléfono demostraron matemáticamente que eventos en los que el espacio y el tiempo nacen o mueren son sencillamente inevitables en la teoría de la relatividad general. Poco tiempo antes, Penzias y Wilson habían descubierto accidentalmente que el universo emitía radiación térmica, indicio de que en el pasado debía haber sido cada vez más pequeño y caliente.
El Big Bang, como fruto de este teorema y estas observaciones, se convirtió en una teoría científica. Pero sus contribuciones más características tienen que ver con los agujeros negros, criaturas fantásticas del bestiario universal cuya atracción gravitatoria es tan intensa que ni la luz puede escapar. Ya confinado en una silla de ruedas, Hawking descubrió que estos debían tener entropía, un concepto estadístico asociado a sistemas compuestos. Pero, a diferencia de todos los sistemas conocidos, esta residía en su frontera, como si la información de la materia engullida por este monstruo voraz quedara registrada en una superficie imaginaria que lo rodea. Dedujo que los agujeros negros deben tener temperatura y, como todo sistema caliente, emitir radiación. Las aportaciones teóricas de Hawking dieron entidad a estas criaturas que, al radiar, eventualmente se evaporarían, llevándose consigo todo lo deglutido. Esto lleva a problemas conceptuales que aún tienen a mal traer a los físicos y que parecen encerrar la clave de una comprensión más profunda de la naturaleza.
Ninguna de sus predicciones ha podido ser comprobada. Más fríos que el espacio exterior, es imposible detectar la emisión térmica de los agujeros negros. Esto no quiere decir que no haya sólidas evidencias de su existencia: las estrellas que habitan en las inmediaciones del centro de la Vía Láctea, por ejemplo, describen órbitas muy pronunciadas alrededor de un punto en el que los telescopios no ven nada. Esta es la razón por la que no ha ganado el Nobel. Ha sido galardonado, no obstante, con una distinción más prestigiosa, la Medalla Copley, el premio científico más antiguo. Mientras que el Nobel premia cada año a entre seis y nueve científicos, la Copley se concede a una sola persona. La han ganado Darwin, Franklin, Einstein o Pasteur. Cuando fue difícil inclinarse por un candidato, como en 1838, la compartieron Faraday y Gauss. Hawking la recibió en 2006.
Hace tres décadas se propuso escribir un libro que explicara la física de frontera al gran público. Habituado al uso de un lenguaje metafórico y cargado de imágenes en sus charlas, se sentía preparado para solventar la enorme distancia que separa la física moderna del ciudadano de a pie. El proceso de escritura fue lento y se vio dificultado por una neumonía que lo puso al borde de la muerte. Fue necesaria una traqueotomía para salvarlo. Desde entonces quedó mudo. A pesar de ello, en 1988 salió Una breve historia del tiempo, que catapultó la divulgación científica a la categoría de best seller. El impacto que tuvo sobre la vocación de miles de jóvenes es incalculable.
Lo saludé, me senté a su lado y me observó con atención. El efecto que producen sus ojos claros al posarse sobre los nuestros, realzado por la quietud del resto de su cuerpo, es sobrecogedor. En ese momento, uno tiene la certeza de que él está con uno. Es un breve instante de comunión, de conexión intensa. Hawking se comunica a través de un ordenador integrado a su silla de ruedas y un programa especial con el que arma frases finalmente emitidas por un sintetizador, con una distintiva voz metálica y acento estadounidense. No ha querido saber nada con la posibilidad de mejorar la calidad del sintetizador o modificar el acento. “Esta es mi voz”, sostiene con lógica aplastante.
Hasta comienzos de la década pasada podía mover los dedos con suficiente agilidad como para manipular un ratón. Pero al perder movilidad hubo que recurrir al reconocimiento facial. Su anterior asistente, Sam Blackburn, diseñó un detector que sobresale de sus gafas como un minúsculo flexo, registrando el movimiento de su mejilla. Al depender de una única acción, el nuevo sistema le impedía navegar en la pantalla como lo hacía hasta entonces. La velocidad de escritura cayó en picado, hasta la palabra por minuto. Han explorado sin éxito toda clase de alternativas, desde el escaneo cerebral hasta el seguimiento ocular, pasando por un sofisticado monitoreo de su rostro que aproveche toda su gestualidad.
En el ángulo superior derecho de la pantalla hay dos cuadrados pequeños. En el superior tiene las letras del alfabeto, en cuatro grupos de siete. En el inferior, los números y algunas teclas de función. Un cursor pestañea realizando una danza perpetua sobre esos cuadrados. Cuando el flexo detecta un movimiento del maxilar que repercute en su mejilla, activa un clic. El cursor se queda en el cuadrado seleccionado y empieza a recorrer acompasadamente las distintas líneas. Una vez elegida una, recorre cada letra o signo. Cuando comienza a escribir, se abre una ventana, pegada a las anteriores, con diez palabras sugeridas, numeradas. Si se equivoca, debe esperar a que el cursor reinicie su danza imperecedera para dirigirlo hacia el icono de borrado.
Cuando uno habla con él, lo habitual es ponerse a su lado, viendo la pantalla del ordenador. Muchas veces, la lectura de la primera mitad de una frase preanuncia inequívocamente el final. Sin embargo, continúa su titánico esfuerzo hasta acabarla. Recordamos su visita a Santiago de Compostela en 2008. A pesar de las dificultades que conlleva el momento de la comida, allí asoma su obstinada determinación. No dejó marisco sin probar y se aseguró de comer pulpo y percebes hasta el hartazgo. Mi inocultable acento argentino nos llevó a recordar su gusto por la carne y el tango, “… y el Papa. Soy miembro de la Academia Pontificia de Ciencias y espero verlo en la próxima reunión”. No sé si me sorprendió más que tuviera presente al Papa o que un agnóstico hubiera optado por esta referencia, pudiendo recurrir a otras.
Quizá por una cuestión de fatiga muscular se le entrecierran los párpados, en un movimiento involuntario que interfiere con su sistema de comunicación y le induce al error. Aprovecha su gestualidad limitada de sutiles movimientos, imperceptibles para quien no está habituado a ellos, para comunicarse con su gente. Para poder asentir o disentir rápidamente, o cuando no está en su silla de ruedas. Allí recurre también al método que utilizaba antes de disponer de un ordenador, el reconocimiento de las palabras, letra por letra, en una cartulina. La rigidez de su rostro se borra de manera explosiva cuando ríe. Quienes conocen su sentido del humor logran su carcajada con inusitada facilidad. En esos momentos, al igual que al sostener la mirada, asoma en toda su plenitud el ser humano que yace en las profundidades de su cuerpo inmóvil.
Stephen Hawking ha convertido en un hábito el apostar con sus colegas por alguna predicción científica. Con una particularidad: jamás ha ganado. La última, cuando apostó contra la existencia del bosón de Higgs. Siempre tuve la impresión de que tiene por sistema apostar contra lo que considera más probable. Como si desafiara a la naturaleza a tomar una senda inesperada, empujado por su obstinada rebeldía y su espíritu provocador. Lo comento y parece asentir con una muda carcajada.
Su espíritu lúdico es extraordinario. Parece muy orgulloso de su presencia en Los Simpson, a juzgar por los muñequitos en su despacho. También de su participación en Star Trek y The Big Bang theory. Hace pocas semanas participó por videoconferencia en la Comic-Con de San Diego, anunciando que no podía estar allí porque de camino había pinchado. Su presencia en la cultura popular es icónica. Sus charlas siempre contienen momentos llenos de gracia que él disfruta demorando el silencio propio para escuchar las risas del público.
Si su conexión con el universo abstracto de la física teórica es milagrosa, no lo es menos su preocupación por asuntos sociales que uno podría suponerle remotos. Su compromiso social y político puede apreciarse en algunas de sus declaraciones y también en sus elegidos silencios. Es un férreo defensor de la sanidad pública y de la necesidad de invertir en investigación científica. Se define ideológicamente como socialista, lo que no le impidió manifestar su firme rechazo a la guerra de Irak impulsada por Tony Blair. “El futuro de la humanidad y de la vida en la Tierra es muy incierto. Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”.
A principios de mayo se vio envuelto en una polémica. Había aceptado una invitación a participar en una conferencia organizada bajo el auspicio de Simón Peres en Jerusalén. Envió una carta a los organizadores anunciando que declinaba su participación, tras consultar a científicos palestinos que había conocido en Ramala en 2006. La carta trascendió a la prensa y la plataforma Boicot, Desinversión y Sanciones señaló que Hawking se había adherido a su causa. Las críticas arreciaron de inmediato. Nadie se detuvo a leer su declaración en el contexto que supone el pacifismo militante de alguien que, además, ha visitado Israel en diversas ocasiones, ha recibido su máxima distinción científica y mantiene estrechos vínculos con sus investigadores. Alguien que nunca se adheriría a boicoteos que representan la negación del diálogo. Hawking dedicó, con conmovedor esmero, tres cuartos de hora a explicarme su posición, que, en definitiva, busca contribuir a su restablecimiento. “Yo iba a ir a Israel con la condición de dar una conferencia en Cisjordania porque siento que las universidades palestinas necesitan contactos con el mundo exterior, pero todos los académicos palestinos me dijeron que debía respaldar el boicoteo. Sentí mucho no haber ido. Si lo hubiera hecho, habría dicho que Israel necesita hablar con los palestinos y con Hamás, como Reino Unido hizo con el IRA. No haces la paz hablando con los amigos, sino con los enemigos. Estoy feliz de que las conversaciones de paz estén ahora retomándose. Si esto hubiera ocurrido antes, yo habría ido a Israel”.
Su relación con la discapacidad ha cambiado con los años. Durante tiempo fue reacio a que se lo identificara con ella. Desafiante, se diría, le dio la espalda y optó por ignorarla. “Nunca he querido sentir pena de mí mismo”. Impresiona la dignidad y fuerza de voluntad con las que lleva adelante su vida. “Quiero hacer las cosas de la mejor manera posible. Siempre he intentado sobreponerme a las limitaciones de mi condición y llevar una vida lo más plena posible. Soy más feliz ahora que antes de desarrollar la enfermedad”. Con el correr de los años, la creciente dependencia de cuidadores y la consciencia de su privilegiada posición, se convirtió en voz de referencia en la lucha por la integración de las personas discapacitadas. Aceptó con orgullo la solicitud de participar en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Londres. “Los Juegos han mostrado que los atletas discapacitados son como cualquier otro y deberían ayudar a que la gente con alguna discapacidad sea aceptada. Creo que la ciencia debe hacer todo lo posible para prevenir o curar las discapacidades. Nadie quiere serlo, si puede evitarse. Espero que mi ejemplo dé ánimo y esperanza a otros que estén en situaciones similares para que nunca se rindan”.
Su postración le confiere cierto aire atemporal. Uno olvida con facilidad su edad. El año pasado, quien debió morir antes de los 25 celebró su cumpleaños número 70. La cena tuvo lugar en el imponente comedor del Trinity College, el más distinguido de la Universidad de Cambridge, con 32 premios Nobel y figuras como lord Byron, Nabokov, Russell y Wittgenstein entre sus antiguos miembros. El único invitado al que el riguroso esmoquin le quedaba como un guante era Daniel Craig; no lucía extraño ataviado como James Bond. El principal ausente de la cena fue el agasajado, por problemas de salud. Estuvo su madre, Isobel, con quien mantuvo una relación muy cercana hasta que falleciera, hace pocos meses, a los 98 años.
Nos mudamos al Potter room, punto neurálgico del departamento de matemática aplicada y física teórica. Las lámparas están apagadas y las ventanas laterales producen un juego onírico de luces y sombras en su rostro. Hawking parece estar a gusto posando y dejándose llevar por los comentarios risueños que a menudo convocan su risa franca y su mirada atenta. Luego las voces se apagan y el científico más famoso del planeta vuelve a centrarse en la pantalla de su ordenador, señal inequívoca de que sus pensamientos transitan los pliegues de la urdimbre del tiempo y el espacio.
“Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”
La enfermedad que sufre avanza y aumenta la dificultad para comunicarse. Pero nada le impide charlar con el planeta...
Acaba de presentar sus memorias y el Festival de Cine de Cambridge ha proyectado un ‘biopic’ sobre su vida.
En el primer piso del Centro para las Ciencias Matemáticas de Cambridge, una puerta sobresale en la confusa coreografía del sinfín de oficinas idénticas. Aún se aprecian en ella cuatro pequeños agujeros en los que, hasta hace poco, otros tantos tornillos sostenían una discreta placa dorada con caracteres negros grabados en tipografía clásica que decían “Lucasian Professor”. El mismo rótulo había sido atornillado, en 1669, en la entrada del despacho de un veinteañero llamado Isaac Newton. Desde entonces, ser el titular de la Cátedra Lucasiana se ha convertido en una distinción legendaria que han compartido gigantes de la ciencia como quien me espera al otro lado de la puerta, Stephen Hawking.
Al entrar en su despacho lo encontré frente a su escritorio, recién llegado. El primer contacto visual tuvo un ingrediente inesperado. El científico más célebre de nuestro tiempo tenía enfundadas unas gafas muy oscuras. Ante mi inocultable extrañeza, Jonathan Wood, el asistente técnico que custodia con celo su sistema de comunicación, señalando la cegadora claridad que se colaba por los amplios ventanales, se apresuró a aclarar: “Las necesita para poder utilizar el sistema de comunicación”.
Mucho se ha escrito sobre su vida y llegó el momento de hacerlo él mismo. La semana pasada presentó sus memorias, My brief history (Mi breve historia), editadas por Random House, y el jueves se le esperaba en el Festival de Cine de Cambridge para la proyección de Hawking, un biopic sobre su vida que cuenta con su colaboración en el guion, estrenado al día siguiente en todo Reino Unido. Dos proyectos autobiográficos que lo devuelven al centro de la escena. ¿Hace falta mejor excusa para hablar con él?
Hawking padece desde los 21 años una esclerosis lateral amiotrófica que le ha inmovilizado progresivamente casi todo el cuerpo. A pesar de ello, sus hallazgos le colocan entre los más grandes físicos teóricos de la segunda mitad del siglo XX. Los aspectos teóricos más importantes que conocemos sobre el origen del universo y los agujeros negros han sido obra suya. Desolado ante el pronóstico de dos años de vida con el que se encontró al llegar a Cambridge, se apoyó en tres pilares: el amor de Jane Wilde, el incentivo intelectual de Roger Penrose y, no menos importante, su indómita y obstinada rebeldía, que le llevó a enfrentarse a la autoridad académica del momento, Fred Hoyle, principal crítico de la entonces denostada hipótesis del Big Bang. En un artículo escrito con Penrose casi íntegramente por teléfono demostraron matemáticamente que eventos en los que el espacio y el tiempo nacen o mueren son sencillamente inevitables en la teoría de la relatividad general. Poco tiempo antes, Penzias y Wilson habían descubierto accidentalmente que el universo emitía radiación térmica, indicio de que en el pasado debía haber sido cada vez más pequeño y caliente.
El Big Bang, como fruto de este teorema y estas observaciones, se convirtió en una teoría científica. Pero sus contribuciones más características tienen que ver con los agujeros negros, criaturas fantásticas del bestiario universal cuya atracción gravitatoria es tan intensa que ni la luz puede escapar. Ya confinado en una silla de ruedas, Hawking descubrió que estos debían tener entropía, un concepto estadístico asociado a sistemas compuestos. Pero, a diferencia de todos los sistemas conocidos, esta residía en su frontera, como si la información de la materia engullida por este monstruo voraz quedara registrada en una superficie imaginaria que lo rodea. Dedujo que los agujeros negros deben tener temperatura y, como todo sistema caliente, emitir radiación. Las aportaciones teóricas de Hawking dieron entidad a estas criaturas que, al radiar, eventualmente se evaporarían, llevándose consigo todo lo deglutido. Esto lleva a problemas conceptuales que aún tienen a mal traer a los físicos y que parecen encerrar la clave de una comprensión más profunda de la naturaleza.
Ninguna de sus predicciones ha podido ser comprobada. Más fríos que el espacio exterior, es imposible detectar la emisión térmica de los agujeros negros. Esto no quiere decir que no haya sólidas evidencias de su existencia: las estrellas que habitan en las inmediaciones del centro de la Vía Láctea, por ejemplo, describen órbitas muy pronunciadas alrededor de un punto en el que los telescopios no ven nada. Esta es la razón por la que no ha ganado el Nobel. Ha sido galardonado, no obstante, con una distinción más prestigiosa, la Medalla Copley, el premio científico más antiguo. Mientras que el Nobel premia cada año a entre seis y nueve científicos, la Copley se concede a una sola persona. La han ganado Darwin, Franklin, Einstein o Pasteur. Cuando fue difícil inclinarse por un candidato, como en 1838, la compartieron Faraday y Gauss. Hawking la recibió en 2006.
Hace tres décadas se propuso escribir un libro que explicara la física de frontera al gran público. Habituado al uso de un lenguaje metafórico y cargado de imágenes en sus charlas, se sentía preparado para solventar la enorme distancia que separa la física moderna del ciudadano de a pie. El proceso de escritura fue lento y se vio dificultado por una neumonía que lo puso al borde de la muerte. Fue necesaria una traqueotomía para salvarlo. Desde entonces quedó mudo. A pesar de ello, en 1988 salió Una breve historia del tiempo, que catapultó la divulgación científica a la categoría de best seller. El impacto que tuvo sobre la vocación de miles de jóvenes es incalculable.
Lo saludé, me senté a su lado y me observó con atención. El efecto que producen sus ojos claros al posarse sobre los nuestros, realzado por la quietud del resto de su cuerpo, es sobrecogedor. En ese momento, uno tiene la certeza de que él está con uno. Es un breve instante de comunión, de conexión intensa. Hawking se comunica a través de un ordenador integrado a su silla de ruedas y un programa especial con el que arma frases finalmente emitidas por un sintetizador, con una distintiva voz metálica y acento estadounidense. No ha querido saber nada con la posibilidad de mejorar la calidad del sintetizador o modificar el acento. “Esta es mi voz”, sostiene con lógica aplastante.
Hasta comienzos de la década pasada podía mover los dedos con suficiente agilidad como para manipular un ratón. Pero al perder movilidad hubo que recurrir al reconocimiento facial. Su anterior asistente, Sam Blackburn, diseñó un detector que sobresale de sus gafas como un minúsculo flexo, registrando el movimiento de su mejilla. Al depender de una única acción, el nuevo sistema le impedía navegar en la pantalla como lo hacía hasta entonces. La velocidad de escritura cayó en picado, hasta la palabra por minuto. Han explorado sin éxito toda clase de alternativas, desde el escaneo cerebral hasta el seguimiento ocular, pasando por un sofisticado monitoreo de su rostro que aproveche toda su gestualidad.
En el ángulo superior derecho de la pantalla hay dos cuadrados pequeños. En el superior tiene las letras del alfabeto, en cuatro grupos de siete. En el inferior, los números y algunas teclas de función. Un cursor pestañea realizando una danza perpetua sobre esos cuadrados. Cuando el flexo detecta un movimiento del maxilar que repercute en su mejilla, activa un clic. El cursor se queda en el cuadrado seleccionado y empieza a recorrer acompasadamente las distintas líneas. Una vez elegida una, recorre cada letra o signo. Cuando comienza a escribir, se abre una ventana, pegada a las anteriores, con diez palabras sugeridas, numeradas. Si se equivoca, debe esperar a que el cursor reinicie su danza imperecedera para dirigirlo hacia el icono de borrado.
Cuando uno habla con él, lo habitual es ponerse a su lado, viendo la pantalla del ordenador. Muchas veces, la lectura de la primera mitad de una frase preanuncia inequívocamente el final. Sin embargo, continúa su titánico esfuerzo hasta acabarla. Recordamos su visita a Santiago de Compostela en 2008. A pesar de las dificultades que conlleva el momento de la comida, allí asoma su obstinada determinación. No dejó marisco sin probar y se aseguró de comer pulpo y percebes hasta el hartazgo. Mi inocultable acento argentino nos llevó a recordar su gusto por la carne y el tango, “… y el Papa. Soy miembro de la Academia Pontificia de Ciencias y espero verlo en la próxima reunión”. No sé si me sorprendió más que tuviera presente al Papa o que un agnóstico hubiera optado por esta referencia, pudiendo recurrir a otras.
Quizá por una cuestión de fatiga muscular se le entrecierran los párpados, en un movimiento involuntario que interfiere con su sistema de comunicación y le induce al error. Aprovecha su gestualidad limitada de sutiles movimientos, imperceptibles para quien no está habituado a ellos, para comunicarse con su gente. Para poder asentir o disentir rápidamente, o cuando no está en su silla de ruedas. Allí recurre también al método que utilizaba antes de disponer de un ordenador, el reconocimiento de las palabras, letra por letra, en una cartulina. La rigidez de su rostro se borra de manera explosiva cuando ríe. Quienes conocen su sentido del humor logran su carcajada con inusitada facilidad. En esos momentos, al igual que al sostener la mirada, asoma en toda su plenitud el ser humano que yace en las profundidades de su cuerpo inmóvil.
Stephen Hawking ha convertido en un hábito el apostar con sus colegas por alguna predicción científica. Con una particularidad: jamás ha ganado. La última, cuando apostó contra la existencia del bosón de Higgs. Siempre tuve la impresión de que tiene por sistema apostar contra lo que considera más probable. Como si desafiara a la naturaleza a tomar una senda inesperada, empujado por su obstinada rebeldía y su espíritu provocador. Lo comento y parece asentir con una muda carcajada.
Su espíritu lúdico es extraordinario. Parece muy orgulloso de su presencia en Los Simpson, a juzgar por los muñequitos en su despacho. También de su participación en Star Trek y The Big Bang theory. Hace pocas semanas participó por videoconferencia en la Comic-Con de San Diego, anunciando que no podía estar allí porque de camino había pinchado. Su presencia en la cultura popular es icónica. Sus charlas siempre contienen momentos llenos de gracia que él disfruta demorando el silencio propio para escuchar las risas del público.
Si su conexión con el universo abstracto de la física teórica es milagrosa, no lo es menos su preocupación por asuntos sociales que uno podría suponerle remotos. Su compromiso social y político puede apreciarse en algunas de sus declaraciones y también en sus elegidos silencios. Es un férreo defensor de la sanidad pública y de la necesidad de invertir en investigación científica. Se define ideológicamente como socialista, lo que no le impidió manifestar su firme rechazo a la guerra de Irak impulsada por Tony Blair. “El futuro de la humanidad y de la vida en la Tierra es muy incierto. Estamos en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez”.
A principios de mayo se vio envuelto en una polémica. Había aceptado una invitación a participar en una conferencia organizada bajo el auspicio de Simón Peres en Jerusalén. Envió una carta a los organizadores anunciando que declinaba su participación, tras consultar a científicos palestinos que había conocido en Ramala en 2006. La carta trascendió a la prensa y la plataforma Boicot, Desinversión y Sanciones señaló que Hawking se había adherido a su causa. Las críticas arreciaron de inmediato. Nadie se detuvo a leer su declaración en el contexto que supone el pacifismo militante de alguien que, además, ha visitado Israel en diversas ocasiones, ha recibido su máxima distinción científica y mantiene estrechos vínculos con sus investigadores. Alguien que nunca se adheriría a boicoteos que representan la negación del diálogo. Hawking dedicó, con conmovedor esmero, tres cuartos de hora a explicarme su posición, que, en definitiva, busca contribuir a su restablecimiento. “Yo iba a ir a Israel con la condición de dar una conferencia en Cisjordania porque siento que las universidades palestinas necesitan contactos con el mundo exterior, pero todos los académicos palestinos me dijeron que debía respaldar el boicoteo. Sentí mucho no haber ido. Si lo hubiera hecho, habría dicho que Israel necesita hablar con los palestinos y con Hamás, como Reino Unido hizo con el IRA. No haces la paz hablando con los amigos, sino con los enemigos. Estoy feliz de que las conversaciones de paz estén ahora retomándose. Si esto hubiera ocurrido antes, yo habría ido a Israel”.
Su relación con la discapacidad ha cambiado con los años. Durante tiempo fue reacio a que se lo identificara con ella. Desafiante, se diría, le dio la espalda y optó por ignorarla. “Nunca he querido sentir pena de mí mismo”. Impresiona la dignidad y fuerza de voluntad con las que lleva adelante su vida. “Quiero hacer las cosas de la mejor manera posible. Siempre he intentado sobreponerme a las limitaciones de mi condición y llevar una vida lo más plena posible. Soy más feliz ahora que antes de desarrollar la enfermedad”. Con el correr de los años, la creciente dependencia de cuidadores y la consciencia de su privilegiada posición, se convirtió en voz de referencia en la lucha por la integración de las personas discapacitadas. Aceptó con orgullo la solicitud de participar en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Londres. “Los Juegos han mostrado que los atletas discapacitados son como cualquier otro y deberían ayudar a que la gente con alguna discapacidad sea aceptada. Creo que la ciencia debe hacer todo lo posible para prevenir o curar las discapacidades. Nadie quiere serlo, si puede evitarse. Espero que mi ejemplo dé ánimo y esperanza a otros que estén en situaciones similares para que nunca se rindan”.
Su postración le confiere cierto aire atemporal. Uno olvida con facilidad su edad. El año pasado, quien debió morir antes de los 25 celebró su cumpleaños número 70. La cena tuvo lugar en el imponente comedor del Trinity College, el más distinguido de la Universidad de Cambridge, con 32 premios Nobel y figuras como lord Byron, Nabokov, Russell y Wittgenstein entre sus antiguos miembros. El único invitado al que el riguroso esmoquin le quedaba como un guante era Daniel Craig; no lucía extraño ataviado como James Bond. El principal ausente de la cena fue el agasajado, por problemas de salud. Estuvo su madre, Isobel, con quien mantuvo una relación muy cercana hasta que falleciera, hace pocos meses, a los 98 años.
Nos mudamos al Potter room, punto neurálgico del departamento de matemática aplicada y física teórica. Las lámparas están apagadas y las ventanas laterales producen un juego onírico de luces y sombras en su rostro. Hawking parece estar a gusto posando y dejándose llevar por los comentarios risueños que a menudo convocan su risa franca y su mirada atenta. Luego las voces se apagan y el científico más famoso del planeta vuelve a centrarse en la pantalla de su ordenador, señal inequívoca de que sus pensamientos transitan los pliegues de la urdimbre del tiempo y el espacio.
domingo, 22 de septiembre de 2013
MATEMÁTICA BÁSICA EN EL COMPORTAMIENTO HUMANO
- REVISIÓN / PRESCRIPCIÓN -
DIAGNÓSTICO:
El símbolo de honorificabilidad real en personalidad emocional, hoy en día es igual a 0.
Cinismo en ecuación cuadrática y potencial
de índice infinito.....
SOLUCIÓN:
Función de desechar los valores corruptos que
no tienen valor numérico en la ecuación de la normalidad real.
DESCRIPCIÓN:
De hecho, toda esa ristra de valores inútiles tienen un contenedor reticular donde viven, se
regocijan compartiéndose información íntima, adulándose sus valores numéricos y
trasposicionandose cual neutrones como doble imagen de una misma....
sistema cuántico
de la mecánica espejo en el ámbito humano
CONSEJO:
...en fin huye¡¡¡¡¡MUY LEJOS DE ELLOS.....PERO HUYE, NO HAY ESCAPATORIA...CUAL ZOMBIS TE INTENTARÁN SUMAR A SU INTENCIÓN DE SER ÚTILES.....
SIENDO SU INITULIDAD EL EJE PRINCIPAL DE SU VIDA.
HUYE¡¡¡¡¡y busca números más equilibrados y reales....complejos ya que la complejidad es igual a inteligencia...
Los números simples son ovejas de los cocientes sociales.
es posible...
Observaciones con el telescopio ALMA
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El equipo ha podido estudiar con mucho detalle las corrientes de material que son expulsadas de las estrellas en formación y colisionan con las nubes de alrededor.
Un equipo de astrónomos ha utilizado el telescopio Atacama Large Milimeter/submilimiter Array (ALMA) para obtener una vívida y cercana mirada del material que sale a raudales de una estrella recién nacida. Observando el resplandor procedente de las moléculas de monóxido de carbono en un objeto llamado Herbig-Haro 46/47, los investigadores descubrieron que sus chorros o corrientes son todavía más energéticos de lo que se creía previamente. Las imágenes de gran detalle obtenidas también revelaron una corriente que apuntaba en una dirección totalmente diferente y de cuya existencia no se conocía nada hasta ahora.
Las estrellas jóvenes son objetos violentos que expulsan material a velocidad muy alta, de un incluso un millón de kilómetros por hora. Cuando este material choca con el gas situado alrededor brilla, creando un objeto Herbig-Haro, es decir una nueva clase de objeto asociado con los impactos generados por los materiales expulsados por las regiones en las que hay estrellas en formación y que fueron estudiados por los astrónomos George Herbig y Guillermo Haro. Un ejemplo espectacular de esto es el Herbig-Haro 46/47, situado en torno a 1400 años luz de la Tierra en el sur de la constelación de Vela (‘The Sails’). Este objeto fue el centro del estudio con el ALMA durante la fase Early Science (‘Ciencia Temprana’), llevada a cabo durante el proceso de construcción del telescopio, y que se mantuvo una vez que éste estuvo completo.
Las nuevas imágenes muestran detalles muy precisos de dos corrientes, una en dirección a la Tierra y otra alejándose de ella. La corriente de retroceso era casi invisible en las primeras imágenes tomadas con luz visible, debido al oscurecimiento que provocaban las nubes de polvo situadas alrededor de la estrella recién nacida. La observación con el ALMA no sólo ha aportado imágenes más nítidas que las precedentes, sino que también ha permitido que los astrónomos puedan medir a qué velocidad se mueve el material brillante a lo largo del espacio.
Estas nuevas observaciones del Herbig-Haro 46/47 revelaron que una parte del material expulsado se desplazaba a velocidades mucho más altas de lo que había sido medido antes. Esto significa que el flujo de material transporta mucha más energía e impulso de lo que se había tenido por cierto hasta ahora.
«La exquisita sensibilidad del ALMA –explica Héctor Arce, miembro de la Universidad de Yale y autor principal del estudio- nos permite la detección de elementos previamente inadvertidos en esta fuente, como los flujos de alta velocidad. Esto parece ser un ejemplo de libro o un modelo simple en el que el flujo molecular es generado por un viento de ángulo amplio generado por las estrellas jóvenes».
Estas observaciones se llevaron a cabo en apenas cinco horas de trabajo con el ALMA, a pesar de que todavía se hallaba en fase de construcción. Obtener unas imágenes similares en su calidad a éstas con otros telescopios habría llevado, al menos, diez veces más tiempo a los astrónomos.
«El grado de detalle de las imágenes del Herbig-Haro 46/47 es asombroso, pero todavía lo es más el hecho de que estamos muy en el origen de este tipo de observaciones. En el futuro, el ALMA nos permitirá obtener impresiones mucho mejores que las actuales en un sola fracción de tiempo», puntualiza Stuart Corder, miembro del ALMA Observatory de Chile y coautor de este nuevo trabajo.
Otro de los autores, Diego Mardones, de la Universidad de Chile, enfatiza que este sistema “es similar al de las estrellas de baja masa más aisladas durante su proceso de formación y nacimiento. Pero es también inusual porque los flujos impactan directamente en las nubes en una de las caras de la joven estrella, y escapan de ellas en la otra. Esto lo convierte en un sistema excelente para el estudio del impacto de los vientos estelares en las nubes progenitoras a partir de las que las estrellas jóvenes se forman”.
La nitidez y sensibilidad alcanzada por estas observaciones del ALMA también permitieron al equipo descubrir componentes insospechados del flujo que parecen proceder de una acompañante de menos masa de la joven estrella. Esta corriente secundaria se aprecia, al menos, en los ángulos derechos del objeto principal y, aparentemente, está esculpiendo su propio agujero en la nube que les rodea.
“El ALMA ha hecho posible detectar características del flujo que hemos estudiado con mucha más claridad de la conseguida con cualquier estudio previo –concluye Arce-. Estos hallazgos muestran que debe de haber muchas sorpresas y descubrimientos fascinantes por hacer con el equipo completo del ALMA. Podemos afirmar que este telescopio va a revolucionar el conocimiento en el campo de la formación de estrellas”.
Este trabajo ha sido publicado hoy en el Astrophysical Journal bajo el título Alma Observations of HH 46/47 Molecular Outflow. El equipo responsable está encabezado por Héctor G. Arce, de la Universidad de Yale, y cuenta con Diego Mardones, de la Universidad de Chile, Stuartt A. Corder, miembro del ALMA Observatory de Chile, Guido Garay, de la Universidad de Chile, Alberto Noriega-Crespo, del Infrared Processing and Analysis Center, California Institute of Technology, y Alejandro C. Raga, del Instituto de Ciencias Nucleares de México.
WHATSAPP...
WHATSAPP O WASAP( para los amigos…)
LO SIENTO pero realmente es así..
Lo siento por los que se sienten aludidos pero es que si observas hallarás el problema…no hace falta ser un catedrático en psicología ni un lumbreras científico para dar...se cuenta de ello.
En el mundo que nos ha tocado vivir de avances científicos diarios, suponiendo que la ciencia se utilice para un servicio a la humanidad cosa que estoy cada vez más convencido de que no es así, nos encontramos sorprendentemente con el peor de los inventos inalámbricos…..el WASAP
Cuando el wassap entró en las vidas de sus protagonistas …se metió como todo producto direccionado para penetrar en las mentes poco analizadoras de sus resultados.
La televisión y lo peor las modas, hacen de la gente lo que se quiere hacer con ellas….meros instrumentos de uso y gasto.
Pero claro “como todo el mundo lo lleva…pues yo también”… observando la poca personalidad y el poco aguante emocional de los susodichos usuarios.
Está claro que el wassap produce efectos dañinos en la salud de los que lo utilizan como por ejemplo una clara adición al mismo, así como el afloramiento de comportamientos negativos y violentos por descubrimiento de sucesos desagradables en las motivaciones de toda persona; como manipulación, egocentrismo y cuernos…este último muy usual por desgracia en nuestra tan querida , rica y potencial sociedad….pero bueno ese es otro gran tema a tratar...ya que creo que la sociedad se ve avocada a una autodestrucción psíquica…por no controlar sus instintos más primarios y por no controlar el respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
Realmente es un producto violentamente dañino para la sociedad…como he comentado para el usuario en sus distintas afecciones...
Pero lo más sangrante que para las terceras personas que rodean a estos Zombis-Momias del asfalto puede llegar a ser incluso traumático...
Su comportamiento es dual…lo hacen en todo momento, en todo lugar….cruzando la carretera, andando por la calle…incluso comiendo en un restaurante…..claro...esto produce un comportamiento de viandante viviente que cabeza abajo leen y escriben sin parar haciendo que su mundo interior se concentre entre un número muy reducido de teclas y letras cuyo significado desconocen, seguramente dada la falta de gramática en sus quehaceres diarios como escribas del siglo XXI.
Conllevando a una auto concentración en una pequeñísima dimensión olvidándose de la que realmente viven y haciendo que los demás tengamos que apartarnos literalmente de su trayectoria...ya que van en ese trance-sueño que no sienten ni padecen, a no ser que como un servidor los haga despertar de ese mismo trance con una inercia de masa y choque inoportuno produciendo un susto sobrehumano experimentando esa contracción de una irealidad a la realidad como buenos sonámbulos sin cama, tecnificados eso sí.
Si todas esas horas de concentración absoluta en teclear y poner tontunas expresiones las dedicaran a estudiar o a leer os aseguro que esta vida les iría mejor… en cuanto a cultura y saber equilibrar la rica vida intelectual.
En fin, tal y como se predecía el uso del móvil se ha ido enrareciendo y empodreciendo día a día…haciendo lo que quieren sus descubridores gastar , gastar y atontar al mundo haciendo que lo que realmente interesa no se piense ni se reflexione..Políticamente hablando…todo es un lobby direccionado dentro del cual se encuentran todas estas personas que como ovejas agachan literalmente la cabeza y siguen las pesquisas obligadas por los de arriba.
Lo que esta meridiano es que no es un buen avance de la tan querida ciencia.
NO OLVIDEMOS QUE ES UN TELÉFONO...BENDITOS TELÉFONOS MÓVILES PEQUEÑITOS CON SOLO DOS FUNCIONES: LLAMAR Y RECIBIR LLAMADAS Y MANDAR MENSAJES QUE COSTABAN DINERO, HACIENDO DE ELLO UN EQUILIBRIO Y UNA MEJOR VIDA SOCIAL…ya que rascaba el tan querido papel verde….
Pues nada a mejorar….no queda otra, porque así vamos mal…muy mal.
Creo que se deberían de preguntar el porqué la utilización masiva del wassap…..creo que tanta vida exterior…al final es que va a ser que tenemos muy poca vida interior…
Preguntémonos….analicémoslo….a la luz de una lámpara, sentados en un sofá y con un libro entre las manos…
LO SIENTO pero realmente es así..
Lo siento por los que se sienten aludidos pero es que si observas hallarás el problema…no hace falta ser un catedrático en psicología ni un lumbreras científico para dar...se cuenta de ello.
En el mundo que nos ha tocado vivir de avances científicos diarios, suponiendo que la ciencia se utilice para un servicio a la humanidad cosa que estoy cada vez más convencido de que no es así, nos encontramos sorprendentemente con el peor de los inventos inalámbricos…..el WASAP
Cuando el wassap entró en las vidas de sus protagonistas …se metió como todo producto direccionado para penetrar en las mentes poco analizadoras de sus resultados.
La televisión y lo peor las modas, hacen de la gente lo que se quiere hacer con ellas….meros instrumentos de uso y gasto.
Pero claro “como todo el mundo lo lleva…pues yo también”… observando la poca personalidad y el poco aguante emocional de los susodichos usuarios.
Está claro que el wassap produce efectos dañinos en la salud de los que lo utilizan como por ejemplo una clara adición al mismo, así como el afloramiento de comportamientos negativos y violentos por descubrimiento de sucesos desagradables en las motivaciones de toda persona; como manipulación, egocentrismo y cuernos…este último muy usual por desgracia en nuestra tan querida , rica y potencial sociedad….pero bueno ese es otro gran tema a tratar...ya que creo que la sociedad se ve avocada a una autodestrucción psíquica…por no controlar sus instintos más primarios y por no controlar el respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
Realmente es un producto violentamente dañino para la sociedad…como he comentado para el usuario en sus distintas afecciones...
Pero lo más sangrante que para las terceras personas que rodean a estos Zombis-Momias del asfalto puede llegar a ser incluso traumático...
Su comportamiento es dual…lo hacen en todo momento, en todo lugar….cruzando la carretera, andando por la calle…incluso comiendo en un restaurante…..claro...esto produce un comportamiento de viandante viviente que cabeza abajo leen y escriben sin parar haciendo que su mundo interior se concentre entre un número muy reducido de teclas y letras cuyo significado desconocen, seguramente dada la falta de gramática en sus quehaceres diarios como escribas del siglo XXI.
Conllevando a una auto concentración en una pequeñísima dimensión olvidándose de la que realmente viven y haciendo que los demás tengamos que apartarnos literalmente de su trayectoria...ya que van en ese trance-sueño que no sienten ni padecen, a no ser que como un servidor los haga despertar de ese mismo trance con una inercia de masa y choque inoportuno produciendo un susto sobrehumano experimentando esa contracción de una irealidad a la realidad como buenos sonámbulos sin cama, tecnificados eso sí.
Si todas esas horas de concentración absoluta en teclear y poner tontunas expresiones las dedicaran a estudiar o a leer os aseguro que esta vida les iría mejor… en cuanto a cultura y saber equilibrar la rica vida intelectual.
En fin, tal y como se predecía el uso del móvil se ha ido enrareciendo y empodreciendo día a día…haciendo lo que quieren sus descubridores gastar , gastar y atontar al mundo haciendo que lo que realmente interesa no se piense ni se reflexione..Políticamente hablando…todo es un lobby direccionado dentro del cual se encuentran todas estas personas que como ovejas agachan literalmente la cabeza y siguen las pesquisas obligadas por los de arriba.
Lo que esta meridiano es que no es un buen avance de la tan querida ciencia.
NO OLVIDEMOS QUE ES UN TELÉFONO...BENDITOS TELÉFONOS MÓVILES PEQUEÑITOS CON SOLO DOS FUNCIONES: LLAMAR Y RECIBIR LLAMADAS Y MANDAR MENSAJES QUE COSTABAN DINERO, HACIENDO DE ELLO UN EQUILIBRIO Y UNA MEJOR VIDA SOCIAL…ya que rascaba el tan querido papel verde….
Pues nada a mejorar….no queda otra, porque así vamos mal…muy mal.
Creo que se deberían de preguntar el porqué la utilización masiva del wassap…..creo que tanta vida exterior…al final es que va a ser que tenemos muy poca vida interior…
Preguntémonos….analicémoslo….a la luz de una lámpara, sentados en un sofá y con un libro entre las manos…
martes, 17 de septiembre de 2013
CARL SAGAN Y LA VOYAGER
Investigando los varios aspectos de esta teoría, encontré un
interesante pasaje en un último libro que Carl Sagan co-escribió con su esposa Ann
Druyan, intitulado ‘Comet’ (1). Durante su discusión
en relación a las periódicas extinciones en la Tierra, y de por qué esto podría
tener causas astropnómicas, llegaron a la idea de la
estrella oscura, un cuerpo que denominaron ‘la Estrella de la Muerte’. Su libro
fue publicado en 1985:
“La mayoría de la estrellas en
el cielo son miembros de sistemas binarios o múltiples. En un típico sistema
binario, dos esytrellas separadas por algunas UA
bailan un fandango gravitacional estacionario. A menudo las estrellas se hallan
más separadas. En algunos casos vemos dos estrellas atadas gravitacionalmente a la otra, pero separadas por 10.000 UA.
AL menos el 15% de las estrellas en el cielo parecen tener una compañera a esta
distancia.
La estrella más cercana a
nuestro propio sistema, alfa centauro, a 4.3 años luz, es una estrella doble con
un tercer sol, una pequeña y distante compañera llamada Próxima Centauri, a 10.000 UA de las dos más
brillantes.
A menudo la estrella compañera
es muy débil, lo que sugiere que puede aun haber muchas sin ser descubiertas y
bastante separadas binarias. Es posible que la mayoría de las estrellas en la
Galaxia sean tan débiles que los astrónomos las llamen enanas cafés o nagras. Las compañeras más distantes pueden ser de esta
clase.
El sistema solar parece ser una
excepción. Desconocemos una compañera del Sol. Pero si no fuese una excepción,
si el Sol tuviera una estrella invisible en una órbita específica, entonces el
reloj de la extinción puede ser comprpendido
nuevamente.” (1)
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Sagan y Druyan continúan
describiendo como tal estrella ‘invisible’ debería tener una órbita elíptica que
ocasionalmente se acercara a los cometas de la Nube de Oort y pusiera una lluvia mortal de cometas en nuestro
camino. Su conceptual enana café orbita elipsoidementea unos 1.4 años luz, llegando a una posición
de perihelio de 10.000 UA. Más interesantemente, continuan considerando como la la
enana café puede ser la base de la mitología ‘primitiva’, generando el mito de
una Estrella Oscura para el Sol. ¡Parece que Carl Sagan estuvo considerando la
teoría de la Estrella Oscura en 1985, cuanod apenas
era yo un escolar! Sin embargo, como hemos visto, este tema se niega como algo
sin sentido y altamente especulativo. La reputación de Sagan y su capacidad como
comunicador del conocimiento científico no deja dudas. También disfrutaba
especulando, y sólo sirvió para lucir su posición a los ojos del público.
Deseaba decir lo que otros apenas pensaban, y fue una gran pérdida.
Defendió la inclusión de este material de esta forma:
“Un sol invisible atacando la Tierra con cometas suena como ilusorio, o a lo mejor, como mito. Pero l ateoría es seria y respetable, y aunque elevadamente especulativa, científica, porque la idea principal es demostrable: encuentren la estrella y examinen sus propiedades orbitales (1)
Imposible estar en desacuerdo. La especulación acerca del Planeta X, o una enana café en la Nube Oort, y su conexión con los antiguos mitos, es una hipótesis medible y debería ser considerada científica. Desafortunadamente, en la principal corriente de la ciencia, es por lo general no pensar en este sentido. EL Dr. Sagan estaba adelantado a su época, sin dudas.
Voyager“Un sol invisible atacando la Tierra con cometas suena como ilusorio, o a lo mejor, como mito. Pero l ateoría es seria y respetable, y aunque elevadamente especulativa, científica, porque la idea principal es demostrable: encuentren la estrella y examinen sus propiedades orbitales (1)
Imposible estar en desacuerdo. La especulación acerca del Planeta X, o una enana café en la Nube Oort, y su conexión con los antiguos mitos, es una hipótesis medible y debería ser considerada científica. Desafortunadamente, en la principal corriente de la ciencia, es por lo general no pensar en este sentido. EL Dr. Sagan estaba adelantado a su época, sin dudas.
El Voyager 1 fue enviado en 1977, un año después que Stchin publicara su 12º Planeta. Realizó preciosamente un
tour espectacularmente exitoso hacia los planetas exteriores antes de dirigirse
hacia el Cinturón Kuiper y más allá. De manera
interesante, aunque viajó a través del plano eclíptico para encontrarse con los
p`lanetas exteriores, no prosiguió este sendero cunaod hizo abandono del sistema solar. Fue desviado del
plano, para enfilar hacia la Constelalción Ofiuco. De
forma similar, el Voyager 2 sufrió el misma e inexplicable desvío fuera del
plano de la eclíptica.
La página Misión del Voyager da detalles de su destino,
The Voyager Mission home-page gives details of its destination, aunque falla en
decir la verdad en relación a su destino estelar:
“La misión VIM es una
extensión de la misión oriiginal que fue completada en
1989 con el acercamiento a Neptuno por la nave espacial VOYAGER 2. Neptuno fue
el último planeta exterior visitado por las Voyager. Voyager 1 completó su
planificación volando cerca de los sistemas planetarios de Júpiter y Saturno
mientras la Voyager 2, además de sus propios acercamientos a Júpiter y Saturno,
consumó vuelos cercanos a los dos gigantes gaseosos, Urano y
Neptuno.
La Voyager 1 está escapando fuera del
sistema solar a una velocidad aproximada de 3.5 UA por año, 35º fuera del plano
eclìptico hacia el norte, en la dirección general del
Apex Solar (la dirección del movimiento relativo del
sol a las estrellas cercanas). La Voyager 2 también se halla dejando el sistema
solar a una velocidad de 3.1 UA/año, 48º fuera de la eclíptica hacia el sur.”
(2)
¿Por qué una desviación de 35º a la eclíptica? Después de
todo, es bien sabido que la Pioneer 10 dirige su vuelo
hacia Taurom en el plano eclìptico. La trayectoria final de estas máquinas hacia los
planetas exteriores no era con seguridad un azar, un hecho no planificado. Las
Voyager fueron exitosamente manipuladas alrededor de otros planetas en el
sistema solar de manera que pudieron ser dirigidas hacia los planetas
exteriores. De modo que la pierna final de sus trayectorias no estaba
seguramente en ‘la curva de los dioses’, sino fueron similarmente ejecutadas con
algún conocimiento priritario.
De los cuatro artilugios enciados más
allá de Neptuno, la dos Pioneer, 10 y 11, mantuvieron
trayectorias a lo largo del plano eclìptico.
La Voyager 10 escapó a los planetas hacia el norte, la Voyager
11 ha cia el sur. Esto implica la anticipación de
futuros descubrimientos de nuevos cuerpos planetarios más allá de Neptuno.
Ensanchar la red, permite a los científicos triangular
la ubicación de un cuerpo masivo perturbabdor.
Escepticismo
La NASA ha comunicado que la mayor parte de las misiones Pioneer y Voyager se ahn cumplido
hace tiempo, cuando completaron sus tours en los planetas exteriores. Hay escaso
contacto entre el control de misión en Tierra y las máuinas en vuelo. Son monitoreadas para tener certeza de sus
avances y medir la posición de la Heliopausa mientras
se desplazan hacia ella. En este sentido, sus misiones no han terminado
estrictamente, pero no existe un plan para descubrir el Planeta X. Sin embargo,
perturbaciones en la trayectoria de las Pioneer han
traído a la superficie ciertas preguntas, en particular relacionadas con sus
anómalas ‘desaceleraciones’ (3). Es una inmensa lástima que estos aparatos no
puedan ser monitoreadas con mayor rigurosidad, que sus niveles de energía
remanentes sean demasiado bajos para mantener un contacto útil.Sin embargo, la infomración que recibimos en cuanto a su posición relativa es aún de utilidad. Hay otro aspecto interesante acerca de estos aparatos. La NASA incluyó en cada aparato una tarjeta de contacto con la Tierra. El Dr. Sagan fue parte de la creación de dichos mensajes desde la Tierra, y me pregunto si su anterior interés por la cultura sumeria en relación a los anunnakis tuvieron alguna importancia capital en este trabajo. Los críticos de su especulación pueden referirse a los postulados de Sagan como ‘seudo-ciencia’ para señalar su disgusto general en la ‘ciencia alternativa’. De hecho, muchos en la ciencia emergente consideran a Sagan como un líder rompedor de esquemas. La verdad es mucho más compleja.
Vida Inteligente en el
Universo
Notablemente, algunos de los primeros escritos de Carl Sagan
atañen directam,ente a la
posibilidad de contacto extraterrestre en nuestro pasado distante. (4). El Dr.
Sagan estaba con claridad con la mente abierta a estas posibilidades antes de
su trabajo en el Voyager en los 70s. En su,libro de 1966 “Vida Inteligente en el Universo”,
co-escrito con I. Shklovskii
del instituto Astronómico Stemberg y de la Academis Soviética de Ciencias, Sagan escribe lo siguiente:
“Siento que si la civilización sumeria
es señalada por sus mismos descendientes como de origen no-humano, las leyendas
relevantes deberían ser examinadas con más cuidado. No estoy declarando que lo
siguiente sea necesariamente un ejemplo de contacto extraterrestre, pero es el
tipo de leyenda que merece un estudio más acabado. Tomando eso en cuenta, la
leyenda sugiere que el contacto ocurrió entre seres humanos y una civilización
no humana de inmensos poderes en las playas del Golfo Pérsico, quizás cerca de
la antigua ciudad sumeria de Eridú, en el cuarto
milenio antes de Cristo, a más temprano. (5)
Sagan continúa describiendo varios sellos cilíndricos que
señalan los dioses mesopotámicos, y enlaza estas iágenes con los planetas de la misma forma que la hace
Sitchin. Pero debemos recordar que este análisis de Sagan fue publicado 10 años
antes que Sitchin lanzara su ‘12º Planeta’. Notablemente, Sagan aparece
adelantado a Sitchin. Aquí, Sagan describe su análisis de los enigmáticos sellos
cilíndricos sumerios:
“Por esta razón las
ilustraciones en el sello ciíindrico han denegado ser
comprendidas en detalle. Hacen referencia a material mitológico que de otra
manera estaría perdido… En cada uno, hay una clara representación de algún
objeto celestial—un círculo central, o esfera, rodeado por otros, generalmente
círculos o esferas más pequeñas.
En la ilustración de la parte
superior izquierda de la fig. 33-5, vemos que el
círculo central se halla rodeado por rayos y puede ser claramente identificado
como un sol o estrella. ¿Pero qué vamos a decir de los otros objetos que la
rodean? Se asume al menos por naturaleza que representan planetas. Pero l aidea de planetas orbitando soles y estrellas es algo
originado esencialmente con Copérnico—aunque algunas
especulaciones en esta línea fueron mencionadas en la antigua
Grecia.
El sello cilíndrico en la esquina
superior izquierda de la fig. 33-5 muestra, muy
curiosamente, nueve planetas orbitando el prominente sol en el cielo (más dos
planetas más pequeños, hacia fuera en un lado). Las otras representaciones de
sistemas planetarios—si las podemos llamar así—muestran, notablemente, una
variante en el número de planetas por estrella. En algunos de estos sellos, una
estrella y planetas acompañantes parecen estar asociados con una deidad
particular.” (5)
Estas son con claridad las mismas imágenes que Sitchin empleó
para desarrollar su teoría, aunque además usó los cuentos Épicos, echando mano a
su experticia con la escritura cuneiforme.
Pero las implicancinas astronómicas
de los sellos cilíndricos no le fueron esquivas a Sagan. Sus análisis parecen
abiertos a la idea que los sumerios tuvieron una comprensión de los mecanismos
celestes en que basar su origen primitivo.
Sagan pareció tomar en cuenta de manera particular los datos
del maestro anfibio Oannes, quién trajo conocimiento a la gente neolítica del
Golfo Pérsico, según Berosus. Continúa ofreciendo un
escenario de contactos ET basados en expediciones intermintentes de muestra, desde hace largo tiempo a la
Tierra, cuya frecuencia fue aumentando a medida que la humanidad emergía.(6). Sagan estaba considerando estass posibilidades desde antes de 1960, y debe haber
llegado a las mismas conclusiones que Sitchin. Si así fue, no lo discutió en
público. Pero el haber valorado la implicancia de la hipótesis de antiguos
astronautas fue algo que seguramente dibujó su carrera científica de forma
significante. Sagan estaba claramente abierto a la idea que los extraterrestres
visitaron nuestro mundo en el pasado, y fueron contactables. Esta referencia debió contar para ser incluído en el grupo de trabajo Voyager, particularmente en
lo referente a comunicarse con Ets a través de los
mensajes en los aparatos. La placa ‘representadno esquemáticamente y aportando
información simbólica de la raza humana’ parece haber sido ideada por Richard
Hoagland y Eric Burgess en
1971, quienes entonces entregaron la idea a Carl Sagan (7).
Los
Fonógrafos Dorados
El Sistema
de Datos Plenatrio
Contacto
Es un pensamiento intrigante que tanto el Voyager 1 ó 2 puedan
atravesar un sistema planetario escondido en nuestra nube cometaria más allá de
Neptuno. Uno se pregunta que harían los anunnakis con estos aparatos, con sus
amistosas placas Ets diseñadas por Carl Sagan. Así
describe él su contenido:
“Acordadamente, cada Voyager al partir
de la Tierra hacia los planetas y estrellas, llevó un fonógrafo dorado
incrustado en un contenedor dorado, que entre otras contiene: saludos en 59
idiomas humanos y un lenguaje de ballena… 116 imágenes codificadas, de nuestra
ciencia, nuestra civilización, y nosotros mismos, y 90 minutos con los más
grandes éxitos musicales del mundo…”
(8)
Por ejemplo, se ha señalado que el primer idioma enlistado
entre los 59 lenguajes usados en el fonógrafo del Voyager, para ofrecer saludos
galácticos a los ocupantes de una nave interceptora, es nada menos que el
sumerio (9). En verdad, es el primer lenguaje escrito conocido de nuestra
especie, pero ¿por qué molestarse en incluirlo? No ha sido empleado en miles de
años. Sospecho que el mismo mensaje escrito en 55 idiomas en el fonógrafo del
Voyager podría servir como la ‘Piedra Rosetta’, dando
a la civilización interceptora la oportunidad de comprender las palabras
mundiales en varios idiomas. Por supuesto, ellos necesitarían comprender bien
uno de ellos.
La inclusión del sumerio como el primer lenguaje debe ser por
esta misma razón, la de proveer una clave idiomática para comprender los
modernos lenguajes humanos. Esto asume que los anunnakis interceptarían la
Voyager 1 mientras se dirige inexorablemente hacia Nibiru. Deberían tener
conocimiento de primera mano del idioma sumerio, pero esta no es una creencia
irrazonable dado que ellos dicen haber entregado el conocimiento a la primera
civilización terrestre.
Otra inclusión interesante en los ‘regalos a los dioses’ del Voyager 1 es la fotografía desde el espacio de Egipto, el Nilo y l aPenínsula de Sinaí, cortesía de la NASA (10). Dada la importancia de esta área geográfica para los anunnakis, esta inclusión parece notablemente coincidental. A menudo Sitchin ha descrito la Península de Sinaí como el sector empleado por la cohetería anunnaki, y los monumentos en Egipto como montañas artificiales diseñados para ayudar como balizas de aproximación a esta área desde el espacio. Por lo tanto de todas las zonas terrestres, esta es lejos la más interesante para los anunnakis.
Otra inclusión interesante en los ‘regalos a los dioses’ del Voyager 1 es la fotografía desde el espacio de Egipto, el Nilo y l aPenínsula de Sinaí, cortesía de la NASA (10). Dada la importancia de esta área geográfica para los anunnakis, esta inclusión parece notablemente coincidental. A menudo Sitchin ha descrito la Península de Sinaí como el sector empleado por la cohetería anunnaki, y los monumentos en Egipto como montañas artificiales diseñados para ayudar como balizas de aproximación a esta área desde el espacio. Por lo tanto de todas las zonas terrestres, esta es lejos la más interesante para los anunnakis.
Quizá esto sea una simple coincidencia. Sin embargo, si la
misión del Voyager 1 hubiera incluído esto a
propósito, entonces fue construído sobre la base de
material textual sumerio, reconocido como importante por Sagan en los 60s. Una
vez más, esta foto ha sido escogida entre las muchas de la Tierra escogidas al
azar, una estrategia empleada presumiblemente para conciliar de esta forma la
importancia de su elección entre los comentaristas terrestres.
Holger Isenberg ha señalado la
descripción de un flamígero cometa rojo en uno d elos
logos de NASA (11). Este logo, para el Sistema de Datos Planetario, muestra un
estilizado escenario de planetas entre los cuales se halla este anómalo cometa
rojo. Tiene un disco tamaño planeta, y ciertamente debe parecer un muy extraño
cometa. Ahora, uno podría simplemente tomar esto como una licencia del diseñador
del emblema, pero la información anterior sobre Sagan y el Voyager tiende a
colocarlo en un contexto diferente.
La cantidad de planetas señalados en el emblema es 11,
incluyendo el rojizo cometa. Aplicàndonos al panteón
planetario descrito por los sumerios, tenemos 9 planetas del Sistema Solar, la
Luna terrestre y el cometa. El Sol en el fondo completa un total de 12.
Ya que sabemos que Nibiru es rojizo, y tiene una órbita
cometaria, esta gráfica se hace rápidamente comprensible. El logo mismo, da la impresión de una versión de diseño modenro del famoso sello cilíndrico que muestra los planetas
del Sistema Solar.
Incluso el orden de los planetas alrededor del Sol parece una
buena aproximación, y uno se pregunta si acaso el diseñador del logo tuvo esta imagen en mente
Carl Sagan fue, por supuesto, el autor de la novela de ciencia
ficción best selling, ‘Contacto’, y fue convertida en
una exitosa película por la Warner Brothers, estelarizando Jodie Foster. La historia involucró el monitoreo de ondas radiales
del SETI (Search for
Extra-terrestrial Intelligence Estraterrestre
>) en busca de señales inteligentes desde el espacio. Una señal es recogida desde Vega ( en la dirección del Apex Solar) y conduce a la comprobación que no estamos solos. La novela adquiere una dimensión espiritual hacia el final, no como ‘2001: odisea del espacio’ de Arthur C. Clarke.
La novela de Sagan contiene muchas citas de textos antiguos.
Hay múltiples referencias a ideas y tradiciones de diferentes religiones,
incluso los Ovnis, pero subyace una flujo que señala la
importancia de Babilonia. Uno de los personajes centrales, el Sr. Hadden, es casi obsesivo en relación a la antigua religión
mesopotámica de los caldeos, y tiene que decir acerca de Vega en el contexto de
la búsqueda de Gilgamesh de la vida inmortal:
“Es en la parte más elevada del Zigurat, sabes, donde los reyes debían ir para recibir
instrucción de los dioses. Especialmente de Anu, el dios del cielo. Mientras,
miré hacia arriba la que llaman Vega. Era Tiranna, la
Vida del Cielo. Es una forma divertida de llamarla.” (12).
¿Por qué es ‘una forma divertida de llamarla’? Presumiblemente
por el descubrimiento de vida en el sistema Vega en la novela (nota de la
traducción: ¿o debido a que en español ese nombre Tirana tiene un sentido
contrario a ‘La Vida del Cielo’?) . ¿Pero es esta una señal acerca del
conocimiento prioritario de los caldeos? En el contexto de la Epopeya de Gilgamesh, esta analogía se hace aun más importante. ¿Estaba
Gilgamesh buscando la ‘Vida del Cielo’ en dirección a
la estrella Vega, cerca del Apex Solar y la ubicación
del afelio de Nibiru? La interpretación general de la ‘Epopeya de Gilgamesh’ es que describe un viaje terrestre a una tierra
lejana donde Gilgamesh encunetra al héroe del Diluvio, Utnapishtim, en la ‘Tierra de la Vida’ (13). Miraremos este
mito con mayor detención en el capítulo siguiente, pero Sagan nos ha dado un
asombroso puente entre Vega y la ‘Tierra del Cielo.’ No es todo.
Hacia el final de ‘Contacto’, el criogénicamente enfriado Sr. Hadden se va en un ‘sarcófago volante’ hacia el espacio
inter-estelar. ¡ Este
vehículo espacial auxiliar actúa como su tumba móvil y es llamada Gilgamesh ¡ Sagan no describe su real destino, pero el
mensaje recibido desde Vega puede ser una clave de la idea de Sagan en este
punto. ¿Dónde más podría escoger el Sr. Hadden,
después de todo? Vega es la única estrella donde se ha confirmado que existe
vida. Notablemente, los procesos mentales de Hadden
involucran la intercepción por extraterrestres ‘entre las estrellas’, que lo
resucitarían de su sueño criogénico:
“O su barca funeraria sería interceptada
en la oscuridad entre las estrellas, y otros seres—muy avanzados, de visión muy
avanzada—llevarían el sarcófago a bordo y sabrían qué hacer.” (12)
De modo que Sagan describe un ‘sarcófago volente’ llamado ‘Gilgamesh’, presumiblemente en dirección a
Vega, a ser interceptado por extraterrestres de ‘visón lejana’ en la oscuridad
entre las estrellas. Esto entonces genera las condicoines físicas para ¿Resurrección’.
Es también interesante notar que Sagan es visto fotografiado en
frente de un ‘Planeta Alado’ en la cubierta interior de la versión de lomo duro
de Contacto (14). ¿Por qué desearía Sagan ser asociado con el antiguo simbolismo
de tal forma, en especial en un libro concerniente al primer contacto con una
raza extraterrestre? Una vez más, esto parece ser una alusión simbólica a su
comprensión de la antigua mitología, un interés que se cuidó de no revelar
públicamente, dado el sentido general en contra de tal conocimiento ‘herético’
en la gran comunidad científica. Existen muchos medios para entregar un mensaje.
Los científicos en el ojo público son cuidadosos de no sucumbir a la tentación
de especular con amplitud.
En las notas del autor de ‘Contacto’, Sagan rinde tributo,
entre otros, a I. S. Shklovskii, con quién co-escribió ‘Vida Inteligente en el Universo’ en 1966 (5).
Ha cerrado un císculo. También señala que la la idea para ‘Contacto’ fue desarrollada con su esposa,
Ann Druyan, en 1980-81,
precediendo su libro ‘Cometa’.
Cuando este trabajo ficcional se
coloca en el contexto del involucramiento de Sagan con
la misión Voyager, su teoría ‘Estrella de la Muerte’ en relación a una
hipotética correlación entre la mitología antigua y la potencial existencia de
una enana café en la Nube Oort, y sus escritos
tempranos acerca de los sellos cilíndricos sumerios, podemos ver que emerge un
patrón bien definido.
El Dr. Sagan bien puede haber considerado muchas de las ideas
de su libro tan temprano como 1960. Su asombrosa capacidad para comunicar
conocimiento fue bien empleado, ya que el texto
subyacente está claro. Nuestro origen estraterrestre
yace en dirección hacia el Apex Solar en la Nube Oort de cometas.
(15)
Actualización Mayo
2006:
El Voyager 2
Descubre una Nueva Anomalía
La forma de la heliopause (heliopausa) en la
cresta del sistema Solar tiene una distorsión inesperada. Esto ha sido
descubierto por el Voyager 2, la que ha encontrado la heliopausa a 76 UA de distancnia,
muhcommás cerca de lo esperado. La implicancia de esto
es que la heliopausa misma está groseramente
distorsionada. La Voyager 2 se dirige fuera del sistema solar con una inlcinación de 48º a la eclíptica, dentro del hemisferio sur
celeste. Me parece probable que esta distorsión tenga algo que ver con la
Estrella Oscura. En cuyo caso, podemos estar cerca de un descubrimiento de su
ubicación en el cielo. Si es así, no se trata de la dirección que personalmente
esperaba, pero eso cuenta muy poco. El punto es que ahora podemos estar muy
cerca de descubrir la compañera binaria del Sol.
"El límite externo del sistema solar está distorsionado
como si fuese empujado desde abajo. La evidencia viene del Voyager 2 de la NASA,
que está a punto de cruzar el límite interno aunque se halla más cercana al Sol
que cuando su nave gemela la cruzó en el 2004… La Voyager 2 está a 1.3 billones
de km. más cerca del sol que la Voyager 1 cuando ésta
hizo el cruce en el hemisferio norte en Diciembre 2004 (New Scientist, 28 May 2005, p 15).
Esto sugiere que tal límite ha sido deflectado hacia
dentro en el hemisferio sur.” (16)
Los científicos investigadores que analizan los datos enviados
desde las Voyagers consideran que esta anomalía es
debida a campos magnéticos interestelares. Aunque extramadamente débil, podría ser suficientemente grande como
para generar esta gran, e inesperada discrepancia, señalan. ¿Esta esto
agarrándose de pajitas para explicar tan grande anomalía? ¿Se podría argüir que
el campo magnético interestelar fuese realmente capaz de generar este efecto tan
grande, y que entonces los científicos debieron ser capaces de predecirlo antes
que llegaran los datos?
No, se trata de un descubrimiento inesperado, y conduce a
sospechar una causa inesperada. La presencia del campo magnético de una binaria
solar parece ser una explicación plausible. Es una lástima que sólo 4 datos
señalen el potencialmente disponible mapa de la heliopausa, las dos Voyager y la dos Pioneer. Muchos recordarán que las Pioneer han estado desacelerando de manera progresiva, otro
suceso inesperado. Ellas siguen el plano de la eclíptica mientras abandonan el
sistema solar. El mismo efectco no parece haber sido
notado en las Voyager. ¿Quizá en el caso de la Voyager 2 es porque la nave se
dirige hacia la Estrella Oscura?
Aquí hay parte de la transcripción de
NASA discutiendo los datos del Voyager:
Narrador: Y le voy a
preguntar más acerca de lo que piensa, lo que espera aprender una vez que las
naves crucen el espacio interestelar, pero quiero mencionar la junta de la American Geophysical Union, la reunión de Mayro, en
Baltimore, ahí tuvo algunas noticias del Voyager, ¿podría decir algo acerca de
las noticias que dió a sus colegas?
Stone: Bien,
la heliósfera es un objeto con forma de cometa, lo
cual significa que tiene una nariz puntuda y ocurre
que la Voyager 1 se halla en el hemisferio norte de esa puntuda nariz, y la Voyager 2está en el sur. La gran
sorpresa es que la Voyager 2 encontró que el líite,
donde el vienot sopla despàcio, está más o menos 9 unidades astronómicas más cerca
del sol que su extremo norte. Esto es, la nariz frontal de la heliósfera está realmente empujada hacia dentro en el sur,
por un evidente campo magnético interestelar que la presiona contra si misma de
preferencia en el sur. Y esa es la razón de por qué la Voyager 2 puede también
llegar al espacio interestelar antes de lo esperado porque ahora creemos que
este objeto está realmente distorsionado por un campo magnético interestelar que
está allá fuera.
Narrador:: Que clase de volver atrás hacia algo que mencioné hace
unos minutos, cual es que no existe este hermoso y limpio límite que dice “Ud. Está en nuestro sistema solar” o Ud. no está, ¿correcto?
Stone: Eso es cierto, no
es algo claro del todo porque se trata de un fluído y
existen presiones afuera que lo deforman. Otra cosa que hemos descubierto es
que, con el Voyager 1 el cual se sabe en esta región como ‘funda’, hemos
encontrado que el campo magnético tiene baches y chichones. Esto es que,
distinto del viento supersónico, cuando el viento desacelera deja estos baches
en el campo magnético donde el campo casi se va y entonces vuelve y se hace más
fuerte que el promedio. Y por eso hay un campo magnético muy lleno de
irregularidades por allí. (18)
¿Pero por qué? Seguramente la naturaleza de la fundasolar (heliosheath) implica
una interacción de alguna descripción.
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