miércoles, 6 de febrero de 2013

El Clan del Oso Cavernario de Jean M. Auel

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Para empezar estos meses dedicados a la saga Los Hijos de la Tierra de Jean M. Auel voy a empezar con la reseña del primer libro de la saga. Más adelante os tengo preparadas más cosas, así que estad atentos~


El Clan del Oso Cavernario de Jean M. Auel

La heroína es Ayla, una valiente e indomable joven mujer cuya historia empieza cuando, huérfana de cinco años, es adoptada por el Clan, un grupo de Neanderthales.
Al principio, Ayla inspira sorpresa luego cautela y, por fin, aceptación por parte del Clan. Iza, la curandera, y Creb el Hombre Santo, cuídan de ella. El comportamiento y las actitudes de los miembros del Clan no le es ajeno. Se interesa por las cacerías y los preparativos de las armas, algo que está prohibido a las mujeres y que ella, no obstante, domina con notable maestría.


Como ya he dicho, este es el primer libro de la saga Los Hijos de la Tierra, que está compuesta, de momento, por 5 libros a falta de uno más que saldrá publicado en unos meses. Aquí os dejo la lista completa:
1. El clan del oso cavernario
2. El valle de los caballos
3. Cazadores de mamuts
4. Las llanuras del tránsito
5. Los refugios de piedra
6. La tierra de las cuevas pintadas (A la venta en Marzo de 2011) [Fin de la saga]

¿Queréis aprender algo sobre nuestro pasado?
¿Queréis pasar un buen rato leyendo las aventuras y desventuras de Ayla?

Pues os invito a todos a acompañarme en este apasionante viaje al pasado~

Al empezar el libro, nos encontramos con una niña de 5 años perdida y separada de su familia tras un terremoto. Esta niña pertenece a los Cromagnon (de los que descendemos) y, como meros expectadores, la veremos enfrentarse a la vida salvaje sin otra protección que sus diminutas manos y sobrevivir al ataque de un imponente león.

En un penoso estado la encuentra Iza en su camino, la curandera del Clan del Oso Cavernario. Tras hablar con el jefe -Brun- decide quedársela y tratar de salvar su pequeña vida a pesar de que forme parte de los Otros.

Ya desde el principio saben que ella es diferente y tienen cierto recelo a compartir su próximo hogar con ella. Pero... ¿Quién podría decirle que no a una pobre criatura herida casi de muerte?


Qué cosita tan peculiar - pensaba-; en cierto modo, más bien fea. Tiene la cara tan plana; con esa frente abombada y alta, y esa naricilla tan chiquita, y qué protuberancia ósea tan rara debajo de la boca. Me pregunto qué edad tendrá. Más joven de lo que pensé al principio; está tan alta que lleva a engaño. Y tan flaca que siento todos sus huesos. Pobre criatura. ¿Cuánto tiempo llevará sin comer, vagando por ahí sola?

La niña, por suerte, sobrevive gracias a los cuidados de Iza. Brun empieza a notar que todo lo relacionado con la "nueva adquisición" del clan les afecta de forma positiva. Gracias a ella consiguen encontrar una nueva cueva para vivir, y esto hace que, a pesar de sus enormes diferencias, la acepten finalmente y la conviertan en un miembro más del Clan del Oso Cavernario.

Creb, el mago del clan, la acoge y decide enseñarle las cosas más básicas para que pueda integrarse bien: cómo hablar con gestos para hacerse entender (cosa nada obvia, ya que antes Ayla hablaba con sonidos con los suyos), adaptarse a las nuevas costumbres... Así mismo le dan un nombre, que solo suena relativamente parecido al que tenía con los Otros, pero al que se adapta de inmediato: Ayla.

Iza, quien la considera ya como a su hija, le enseña su oficio de curandera; a reconocer ciertos tipos de plantas curativas, su forma de emplearlas y como curar con ellas. Una hija de su propia sangre habría llevado toda esa información en la cabeza debido a sus antepasados y no necesitaría tanto esfuerzo para recordar (creencias curiosas del Clan) pero Ayla no sabe nada y tiene que empezar de cero. Eso sí, va aprendiendo muy rápido todo lo que le enseñan: a contar con las manos, a fabricar unguentos curativos, a cazar con la honda...

Claro está que no todo le va a salir bien a la niña. En no pocas ocasiones se meterá en líos bastante gordos y deberá asumir sus responsabilidades. Eso sí, debido a que ella parece darle buena suerte al Clan, cada decisión que toman se la piensan más de dos veces para no hacer enfadar a los espíritus.

Todo lo que sucede en este primer libro está centrado en la vida de Ayla, su evolución y adaptación a un clan de una especie inferior a la suya y de como poco a poco se ve inmersa en ese mundo hasta ser una de ellos.

Reconozco que las primeras páginas se me hicieron algo cuesta arriba, pero en cuanto se le coge el truco a la forma de narrar de la autora es imposible soltar el libro.

La historia está muy bien contada, se nota que la autora se ha documentado muy bien y que detrás hay una recopilación exhaustiva de datos. Obviamente nada de lo que cuenta es exactamente "real", después de todo los personajes han salido de la mente de Jean M. Auel, pero tampoco parece una historia tan lejana y se adapta perfectamente a la imagen que yo tenía de la prehistoria.

También me ha gustado como la autora le busca una explicación adaptada para la época a cosas tan cotidiandas como "de dónde vienen los niños", la menstruación, el saber qué edad tiene, uno mismo o los demás y otras cosas que nosotros consideramos normales y que entonces debían de ser "ese gran desconocido". Todo lo que está relacionado con la mitología que siguen, los tótems y los espíritus también me ha parecido una maravilla.

La ambientación es una de las cosas que hace de este libro una lectura para dejarse llevar. Las descripciones de paisajes, de la flora y fauna, de las costumbres...Son lo suficientemente extensas como para poder crear ese mundo en nuestra mente pero no lo demasiado como para que resulten aburridas o pesadas.

La forma de narrar es muy fluida y hace que, a pesar de las muchas páginas que tiene el libro, la lectura sea muy ágil y rápida. Todos los personajes están muy bien descritos y poseen una gran fuerza. A Ayla, sin duda, se le coge cariño desde la primera página, pero hay otros como Zoug o Creb que merecen ser mencionados.

La discriminación inicial, el afán de supervivencia y de superación que tiene Ayla, el marcado carácter sexual de las tareas (los hombres cazan mamtus, las mujeres buscan hierbas y cocinan), el miedo a lo diferente, el aislamiento... Todo esto y mucho más lo podréis encontrar a lo largo de esta primera parte de Los hijos de la Tierra y os hará reflexionar sobre lo que han evolucionado (o no...) las cosas.

Mencionar que hay momentos en los que algunas escenas que tienen lugar no son excesivamente agradables, y se llegan a ver momentos muy duros, pero esto no impide que sea una lectura ideal para cualquier persona de cualquier edad. Después de todo es un libro que debe reflejar una realidad pasada y las cosas no siempre han sido como ahora.

Resumiendo un poco, es el inicio de una aventura muy humana y llena de emociones que cautivará a todo el que se atreva a sumergirse en la historia. ¡Animáos a probarla, que no os arrepentiréis!

 




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